Por el CR VGM Esteban VILGRÉ LAMADRID
Esta noche del 11 al 12 de junio, pero hace 38 años, con mi fracción -la Compañía Bravo del RI 6- entramos en combate frente a la Compañía «Y» del Commando 45 de Royal Marines. Este comenzó bien temprano con el fuego terrestre y naval sostenido sobre nuestra posición, el asalto a Longdon momentos antes y el asalto coordinado a la hermana norte, Harriet y Hermana sur.
En la madrugada del día 12, una vez caídos estos cerros (en el que solo quedaban los heridos y pequeños focos de resistencia) quedó nuestra compañía muy solitaria en una pequeña altura, por lo que luego de resistir en una posición claramente desventajosa, nos vimos forzados a cumplir con el Plan de Defensa y los acuerdos y coordinaciones previas y replegar a las posiciones del BIM 5, cruzando el valle bajo fuego (y sin saber que, en ese lugar, la fracción se batiría dos días después con honor, valor y fiereza, en lo que luego se conoció como «el combate de Monte Tumbledown»)…
Minutos antes de iniciar el repliegue, el lugar de reunión detrás del Monte Dos Hermanas Norte, era una réplica del infierno: el suelo temblaba batido por la artillería terrestre y naval británica, pero también por nuestros grupos de artillería 3 y 4 (este último al límite de su alcance).
Desde las alturas de la cumbre de la hermana norte, las municiones trazantes y los cohetes británicos buscaban nuestros cuerpos y las explosiones y bengalas iluminaban con sombras siniestras nuestras posiciones; era imposible oírse y se obraba por imitación básicamente. Un estafeta llegó en medio del caos y las visiones infernales que arrojaba el monte Longdon en su dura resistencia a avisarnos, a la 1ra y 3ra sección, de iniciar el repliegue al lugar de reunión marcado previamente, en el apuro por reunir a mi sección me olvidé mis guantes, hoy las articulaciones de mis manos me lo recuerdan cada invierno…
Un par de horas más tarde, en momentos en que la Compañía iniciaba escalonadamente el repliegue, las retaguardias de combate a cargo del subteniente Aldo Franco ocupaban sus lugares y nuestros hombres se perdían en la oscuridad de la noche hacia la nueva posición; mi Sección, la 3ra -última en el orden de marcha- inició su repliegue.
Cuando los dos primeros grupos del Sarg Echeverría y Cabo Fernandez habían desaparecido en las sombras y el humo, un proyectil de artillería cayó entre los últimos hombres que nos retirábamos; con el soldado Marcelo Di Sciullo fuimos levantados en el aire y la onda expansiva me arrancó el casco y el fusil lanzándome contra las rocas. En ese instante el soldado Sergio Minutti gritó algo que yo, semiinconsciente, no entendía… corrió a mi lado, me sacudió y gritó: «mi subteniente, Guanes y Todde están heridos».
No podía reaccionar, estaba mareado y los oídos me silbaban, tanteando encontré mi casco y mi fusil, me paré como pude y traté de acercarme al lugar. Cuando reaccioné ya se encontraba a su lado el enfermero de la sección el soldado Walter Goñi (quien les prestaba auxilio ignorando las ráfagas enemigas que pasaban a su alrededor).
Momentos más tarde otros camaradas lo rodearon y en una imagen surrealista rezamos con él a la Virgen de Caacupé (de la cual era devoto como buen hijo de paraguayos) hasta que perdió el conocimiento… se le inyectó morfina y fue señalado para ser recogido por los británicos… entretanto, delante de él, la retaguardia de combate (a la que le dejé un grupo de hombres y la MAG de Poltronieri y Biderbost), combatían protegiendo nuestro repliegue.
Con los soldados cargamos a Miguel Todde para el cruce del valle (que soportó con valentía sin quejarse), entregándolo posteriormente en el puesto socorro del BIM 5.
El «negrito» Guanes no sobrevivió, Aldo Franco y Claudio Roldan (el último en replegar) lo acompañaron mientras partía; quedó como centinela en el monte Dos Hermanas cuidando nuestras posiciones.
El cruce pareció interminable… desde el cerro nos disparaban con armas automáticas y la artillería enemiga disparó detrás nuestro… pero al aclarar el 12, la falda de Tumbledown recibió a estos agotados guerreros de la B del 6 que no se querían rendir.
Fue nuestro bautismo formal como soldados de infantería frente a otros como nosotros; muchos de mis hermanos de la B, en su afán y frustración de no haber podido quedar en las trincheras creen (equivocadamente) que, al no haber peleado cuerpo a cuerpo, la Compañía B «no combatió en Dos Hermanas»… grave error… el combate fue toda la sucesión de hechos vividos desde que los británicos cruzaron la línea de partida en Murrel Bridge y su artillería comenzó el ablandamiento y terminó con los últimos fuegos cercanos de la retaguardia a 100 metros del enemigo y la prueba son nuestro caído Guanes y nuestro herido Todde… a eso se lo llama «combate de infantería»… no obstante dos días después vendría la revancha frente a los guardias escoceses.
Hoy, en el 38 aniversario de esa noche de coraje, orgullo y camaradería, rindo honores a Gianes, este valiente al que tuvimos el honor de conocer, uno de nuestros héroes de la Patria y al petiso Miguel Todde que soportó los golpes en el repliegue bajo fuego enemigo y no emitió una sola queja… esos fueron los soldados y suboficiales de Malvinas que conocí!!!
Del enemigo de entonces destaco la simpleza de sus planes y el profesionalismo de sus soldados. Un duro combate donde nadie se guardó nada y en donde el RI 4 llevó la parte más dura con valor.
Relatos del combate del lado Ingles:
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