La infantería es una de las armas que componen el Ejército Argentino y está organizada, equipada e instruida para combatir, con especial aptitud, en contacto directo con el enemigo, por medio del fuego, la maniobra y el choque.
Participa en la batalla con sus organizaciones, integrando equipos combinados de armas. En batalla, la infantería proporcionará los elementos básicos de combate.
Es la única arma que reúne las características precisas que le permiten combinar la maniobra, el fuego y el choque, conjuntamente con la posibilidad de dominar el terreno mediante su ocupación física, organización y defensa, permitiendo así definir la situación y proporcionar mayor permanencia y estabilidad a los éxitos o ventajas transitorias. Esto hace que la presencia de sus organizaciones sea indispensable para el desarrollo de la mayor parte de las operaciones tácticas, constituyendo un elemento esencial para producir la decisión.
En consecuencia, cuenta con diversos elementos, organizados, equipados, instruidos y conducidos en una forma particular que le permiten enfrentar exigencias distintas, derivadas del ambiente geográfico en el que operara, de las características que le impone los medios y del enemigo a enfrentar. En tal sentido, el arma estará integrada por organizaciones de infantería: mecanizada, de montaña, de monte, paracaidista y de asalto aéreo. No obstante las particularidades de dichos elementos, la infantería posee un espíritu y personalidad únicos.
La infantería es el arma organizada, equipada e instruida para:
La guerra somete la resistencia moral y física del hombre a las pruebas más duras. De allí que las cualidades del carácter constituyan la piedra angular de la personalidad de todo conductor y que las fuerzas morales de las tropas representen un factor preponderante de su poder de combate.
Estos conceptos adquieren mayor dimensión en esta arma, por las exigencias a las que están sometidos sus hombres durante el combate.
En este sentido, la tarea principal del jefe de infantería, desde tiempo de paz, será lograr que los integrantes de la organización se identifiquen plenamente con sus valores, intereses y objetivos, y los adopten como propios, llegando, si fuera necesario, a arriesgar la vida por ellos.