Por el TC CARLOS MARÍA FRAQUELLI
La crisis generalizada en Venezuela
En los últimos años, la situación en la República Bolivariana de Venezuela ha ido empeorando, producto de una profunda crisis política, que ha tenido ondas repercusiones en los campos sociales, económicos, financieros, y en general, en todas las áreas que hacen al funcionamiento de ese país caribeño como un estado soberano.
La pobreza, la falta de oportunidades, de trabajo, de educación, de salud, y hasta de elementos básicos para la subsistencia diaria de las personas (alimentos, agua potable, medicamentos, elementos de higiene y aseo, etc.), está provocando una de las mayores crisis humanitarias que se haya vivido en el continente americano, comparable con catástrofes tan trágicas como el terremoto que sacudió Haití el 12 de enero de 2010.
Proyecciones estimadas por el Fondo Monetario Internacional, indican que para el presente año 2018, Venezuela sufrirá una caída del 15% de su producto bruto interno y una inflación anual de más del 13.000%.[1]
Como consecuencia del estado de miseria en que viven los ciudadanos
venezolanos, se han producido una serie de corrientes migratorias, con cifras
nunca antes vistas. Según información publicada por Naciones Unidas, “en todo el mundo, la inmigración venezolana
creció entre 2015 y 2017, casi un 110% al pasar de 700.000 personas a un millón
y medio”, y para el caso particular de Latinoamérica “pasó de 89.000 a 900.000 personas en dos años, lo que representa un
incremento de más del 900%”[2], según datos de la Organización Internacional de las Migraciones.
[1] “Use of the Brazilian Military Component in the Face of Venezuela´s Migration Crisis”. Military Review, página 3. [2] “La crisis migratoria en Venezuela, una de las mayores en los últimos años”. NOTICIAS ONU. Migrantes y refugiados, 4 de mayo de 2018. (https://news.un.org/es/story/2018/05/1432842)
Países de Latinoamérica como Argentina, Brasil, Chile, Colombia y Perú, entre otros, están recibiendo en forma masiva sucesivas oleadas de inmigrantes venezolanos que prefieren dejar atrás su tierra natal y los pocos objetos materiales que les queda, en procura de alguna esperanza para ellos y de dignidad para el porvenir de sus hijos.
Brasil y Colombia, por su condición de países limítrofes de Venezuela se han visto afectados por la llegada de un aluvión de “inmigración peatonal”. La gran cantidad de personas que se desplazaron a zonas de frontera han puesto al borde del colapso los servicios básicos, sanitarios y de salud, colocando además a muchos inmigrantes en situación de vulnerabilidad (violencia, falta de alimentación y redes de trata de personas). Dentro del impacto social negativo que esta situación provocó en ciudades fronterizas brasileras (Pacaraima y Boa Vista), se destacan la aparición de gran cantidad de homeless, la superpoblación en hospitales y centros de salud, el incremento en la oferta de prostitución y la aparición de algunos casos de xenofobia.
La operación Alcolhida
El estado brasilero de Roraima (de aproximadamente 225.000 km² y con más de medio millón de habitantes, superficie y población equivalentes a la provincia de Chubut), ubicado en la región norte de Brasil y que es además límite con Venezuela, se ha visto particularmente afectado por la gran cantidad de inmigrantes que han ingresado en los últimos meses, produciendo un impacto en la infraestructura, en su normal desenvolvimiento económico y social, y en el funcionamiento diario de los servicios púbicos de sus municipios.
Ante la crítica situación el presidente del Brasil, en uso de sus atribuciones constitucionales adoptó la Medida Provisoria N° 820 de fecha 15 de febrero de 2018, por la cual se dispone la adopción de medidas de emergencia para acoger a las personas en situación de vulnerabilidad, que producto del flujo migratorio son víctimas de una crisis humanitaria. Dicha medida hace referencia explícita al flujo de inmigrantes venezolanos que están ingresando al estado brasilero de Roraima y sus municipios.
Además, se hace efectiva la institución de un Comité Federal de Asistencia Emergencial, se designa a un teniente general del ejército como coordinador de las operaciones de asistencia a la emergencia y se hace referencia a las diez políticas a ser aplicadas para recibir a los inmigrantes en situación de vulnerabilidad (desasistidos), siendo ellas: 1) la protección social, 2) la atención de la salud, 3) la oferta de actividades educacionales, 4) la formación profesional, 5) la garantía de los derechos humanos, 6) la protección de los derechos de las mujeres, los adolecentes, los niños, los ancianos, las personas con deficiencias, la población indígena y las comunidades tradicionales afectadas, 7) la oferta de infraestructura y saneamiento, 8) la seguridad pública y el fortalecimiento del control de las fronteras, 9) la logística y la distribución de insumos y 10) la movilidad, la distribución en el territorio del Brasil y el apoyo a la “interiorización” de las personas.[1]
Comienza de esta forma la Operación Acolhida, como una operación conjunta e interagencias de naturaleza humanitaria. Esta operación tiene como objetivos la recepción, identificación, clasificación, inmunización, acogida y relocalización de inmigrantes venezolanos en situación de vulnerabilidad. Desde el punto de vista de la doctrina militar brasilera, las operaciones de ayuda humanitaria son concebidas “específicamente para aliviar el sufrimiento humano” y “se destinan a complementar, con la utilización de medios militares, el esfuerzo de respuesta al desastre del gobierno y de las organizaciones no gubernamentales” [2]. Para la consecución de sus objetivos la operación contempla tres fases bien definidas: 1) ordenamiento de la frontera, 2) dar abrigo (alojamiento) a los inmigrantes, 3) interiorizar a dichos inmigrantes hacia otras zonas del país, absorberlos en el mercado laboral local o lograr su retorno voluntario a Venezuela.
Las fuerzas armadas de Brasil en la operación “ACOLHIDA”
La Fuerza de Tareas Logística Humanitaria en Roraima
Como institución del Estado cuya participación es esencial para el exitoso desenvolvimiento de la Operación Acolhida, las Fuerzas Armadas brasileras, conformaron una fuerza humanitaria, que según la doctrina vigente es una “fuerza temporaria constituida para una Operación de Ayuda Humanitaria, integrando con los medios necesarios, el esfuerzo de respuesta en caso de desastre en el Brasil o en el exterior” [1]. Esa fuerza es la Fuerza de Tareas Logística Humanitaria Roraima, un elemento militar con casi medio millar de integrantes.
El personal que integra esta Fuerza de Tareas forma parte de ella durante un período de tres meses, tras el cual se produce su rotación. También, el Centro Conjunto de Operaciones de Paz de Brasil “Sergio Vieira de Mello” (CCOPAB), envía un equipo de trabajo de tres integrantes para brindar asesoramiento, especialmente en temas de coordinación con otras agencias estatales, no gubernamentales e internacionales y asuntos relacionados con ayuda humanitaria y protección de personas vulnerables.
Los elementos de ejecución de esta Fuerza de Tareas Logística
Humanitaria se encuentran instalados en la frontera con Venezuela, en la ciudades brasileras de Boa Vista,
capital del Estado de Roraima de más de 330.000 habitantes y de Pacaraima, que
cuenta con aproximadamente una población de 16.000 personas.
Concepto general de la operación
Al cruzar la frontera los inmigrantes venezolanos son recibidos en un puesto de recepción e identificación. Estos puestos cuentan con comodidades para que el personal espere con el confort necesario. Disponen de agua potable, provisión de alimentación e instalaciones sanitarias. Después de los procedimientos de registro e individualización, los inmigrantes reciben una tarjeta de identificación (pase) de acuerdo a la situación de cada uno de ellos (visitante, turista, inmigrante, refugiado).
Posteriormente, en los puestos de clasificación, los inmigrantes venezolanos pasan por una revista médica y por una inmunización inicial (que incluye exámenes de sangre, vacunación y controles biológicos), para luego de un refrigerio ser entrevistados con mayor profundidad. Luego de esta entrevista, se les ofrece a cada inmigrante tres opciones de pase: retorno a Venezuela en transporte fletado, ocupación de un área de acogimiento u ocupación de un área de destino.
Las áreas de destino están estructuradas para permitir la inserción gradual de los inmigrantes en el municipio, ofreciéndoles además alimentación, instalaciones sanitarias, baño y servicio de recolección de residuos.
En las áreas de acogimiento, luego de que los inmigrantes presentan su tarjeta de identificación, son divididos en grupos y alojados por un mínimo de diez días (tiempo necesario para completar el proceso de inmunización) y un máximo de dos meses, para posteriormente proceder a su interiorización (traslado hacia otros lugares del interior del Brasil). Las primeras interiorizaciones se produjeron a principios de abril. Unos 250 (doscientos cincuenta) inmigrantes fueron trasladados hacia San Pablo y Cuiabá. Posteriormente, a comienzos de mayo, se internalizó otro contingente de 240 (doscientos cuarenta) inmigrantes hacia Manaos y San Pablo.
La interiorización implica lograr que el inmigrante pueda constituir vínculos sociales por sí mismo, aprenda el idioma y las costumbres del Brasil y se desarrollen sus habilidades de trabajo que le permitan generar una renta y ser financieramente independientes. Los abrigos disponibles en las diferentes áreas cuentan con capacidades de alojamiento que pueden alcanzar las 500 (quinientas) plazas. En ellos se contemplan también el alojamiento de familias, los aspectos de seguridad (de las personas y de sus pertenencias), las normas de convivencia y la higiene del lugar. Para comienzos de junio de 2018, se contaba con nueve abrigos en funcionamiento, ocho en Boa Vista y uno en Pacaraima, encontrándose otros tres en construcción por elementos de ingenieros de de las Fuerzas Armadas. Para fines de octubre, ya se encuentran once abrigos en funcionamiento y uno a ser activado próximamente.
Según estimaciones realizadas por los distintos organismos que trabajan en esta operación, se aprecia que en los meses de agosto y septiembre estuvieron ingresando una media diaria de entre 400 y 500 inmigrantes venezolanos al estado de Roraima y salieron una media de entre 150 y 200 personas. Además, se están produciendo dos internaciones (desplazamientos hacia el interior del Brasil) semanales de 250 inmigrantes cada una.
El trabajo interagencias
En el trabajo cotidiano participan organismos y entidades estatales, municipales y de seguridad pública (policías militares, civiles, de carreteras, etc.).
También están presentes en la zona organizaciones internacionales. nacionales, no gubernamentales (ONGs), instituciones filantrópicas y agencias de la ONU, entre las que se destacan el Alto Comisariado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y el Rotary Club Internacional.
Se cuenta con la valiosa colaboración de la iglesia católica (a través de la Parroquia Consolata de Boa Vista) y de Caritas Brasilera, como así también de otras iglesias cristianas (mormones y adventistas).
La presencia de gran cantidad de organizaciones y agencias, implica hacer un detallado trabajo de coordinación en el área de CIMIC (Civil-military coordination) para ordenar el trabajo, evitar la superposición de esfuerzos y obtener los mejores resultados en beneficio de los inmigrantes venezolanos.
Doctrina Argentina
Operaciones militares con carácter logístico y humanitario, como la Operación Acolhida, se encuentran contempladas en la doctrina del Ejército Argentino. Dentro de las “operaciones subsidiarias” que tienen por finalidad “el restablecimiento de las condiciones de vida preexistentes, alteradas por un conflicto armado, alguna catástrofe natural o producida por el hombre, o por la existencia de una situación de vulnerabilidad de las Fuerzas de Seguridad ante hechos delictivos en gran escala…”[6], se encuentran tipificadas las “operaciones de protección civil” y un modo de acción particular de éstas es la “ayuda humanitaria”.
Para la doctrina vigente en el Ejército Argentino, la ayuda humanitaria es un “modo de acción de Protección Civil que desarrollan las Fuerzas Terrestres en casos de emergencias, catástrofes naturales y/o antrópicas y/o limitaciones sociales críticas para proteger vidas humanas, la infraestructura y el medio ambiente”[7]. Una emergencia provocada por la migración forzada a causa de la insatisfacción de las necesidades básicas y con su consecuente crisis de refugiados, como la que intenta contener la Operación Acolhida con los migrantes venezolanos, se encuentra perfectamente comprendida en esta definición.
También en relación al tema de inmigración ilegal, refugiados y desplazados, pero en el contexto totalmente distinto de una misión de paz de Naciones Unidas, los integrantes de la Fuerza de Tareas Argentina que forman parte de UNFICYP (United Nations Peacekeeping Force in Cyprus) deben hacer frente a un problema similar en la isla mediterránea de Chipre.
Desde el año 2002, la República de Chipre ha recibido alrededor de 54.000 solicitudes de asilo. A ello se deben sumar la masiva cantidad de hombres, mujeres y niños, que huyen de países como Siria, que se encuentran en guerra y bajo la amenaza de organizaciones terroristas.
Uno de los puntos de llegada de aquellas personas provenientes de Medio Oriente que intentan ingresar a Chipre por mar, es el enclave de Kokkina que forma parte del Sector 1 de la zona de amortiguación (Buffer Zone), bajo la responsabilidad de la Fuerza de Tareas Argentinas. Esto hace que las tropas argentinas de UNFICYP deban trabajar junto con otras agencias de la ONU como ACNUR, UNDP y el Ministerio del Interior de la República de Chipre, para hacer frente a una problemática similar a la que se presenta en la Operación Acolhida.
Si bien las fuerzas que integran el componente militar de UNFICYP no tienen incluido en su mandato la solución al problema de la inmigración ilegal, siendo esta cuestión de responsabilidad exclusiva de las autoridades locales, estas fuerzas de Naciones Unidas deben actuar para evitar desordenes o cualquier situación que afecte la integridad de la Buffer Zone o produzca disturbios dentro de ella.
[6] “Conducción para las Fuerzas Terrestres”. Artículo 5.003, Capitulo V-1. [7] “Conducción para las Fuerzas Terrestres”. Artículo 15.009 a., Capitulo XV-12.
Consideraciones finales
Al mismo tiempo que se inició la Operación Acolhida, el Ministerio de Defensa (mediante la Directiva Ministerial Nro. 04/2018) dio inicio a la Operación Controle. Esta operación llevada a cabo por efectivos de la 1ra Brigada de Infantería de Selva (que cuenta con 3.200 militares y depende del Comando Militar de Amazonia), tiene como objetivo complementar a la Operación Acolhida, mediante la lucha contra los delitos y el crimen transfronterizos y el apoyo al control y la canalización del flujo migratorio. Se busca de esta manera incrementar las medidas de seguridad en la frontera internacional de Roraima, evitando la inmigración ilegal, el contrabando y el tráfico de personas por algunos lugares limítrofes particularmente permeables.
La Operación Acolhida es la respuesta que el Estado brasilero está proporcionando ante la problemática de la masiva inmigración venezolana. Busca brindar ayuda humanitaria a inmigrantes vulnerables y desasistidos que huyen de la miseria de un país al borde de transformarse en un estado fallido. En esta operación, el papel de las Fuerzas Armadas, por sus capacidades de reacción rápida, de organización, y de proporcionar sostenimiento logístico, se ha tornado de vital importancia, mostrando ser una herramienta útil que está al servicio de la comunidad cuando se las necesita.
Las operaciones humanitarias son siempre complejas y, en nuestros días cada vez más representan desafíos que deben ser encarados por los componentes militares.
Para entender la magnitud de la tarea logística que llevan a cabo las Fuerzas Armadas basta con mencionar que hasta junio se venían repartiendo 7.000 raciones diarias de comida (entre desayunos, almuerzos y cenas), sumando un total de más de 270.000 raciones, junto con otras 60 toneladas de alimentos.
Los grandes esfuerzos de coordinación entre agencias y el trabajo con refugiados, les están dando la posibilidad a las Fuerzas Armadas del Brasil de extraer valiosas enseñanzas y experiencias en materia de CIMIC (Civil-military Coordination) y POC (Protection of Civilians), que el día de mañana podrán ser aplicadas en despliegues en misiones de paz bajo el mandado de Naciones Unidas.
Desde el punto de vista de la acción conjunta, esta operación también permite el trabajo entre las distintas fuerzas armadas y de seguridad, aportando cada una de ellas personal y material para cumplir con la misión, e incrementando la interoperabilidad entre los distintos componentes. Las perspectivas para el futuro de los venezolanos no son alentadoras en un futuro inmediato. Es por ello que se espera que el número de inmigrantes y refugiados se incremente en los próximos meses. De ser así, también es probable que los medios desplegados en la Operación Acolhida continúen operando por tiempo indeterminado, porque es a través de esta operación que se les puede brindar esperanza y dignidad a seres humanos que lo han perdido casi todo y sólo esperan poder rehacer sus vidas.
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
DATOS DEL AUTOR
El Teniente Coronel de Infantería CARLOS MARÍA FRAQUELLI es Oficial de Estado Mayor (del Ejército Argentino y del Ejército del Perú). Posee los grados de Licenciado en Administración de Empresas y de Licenciado en Estrategia y Organización y los postgrados de Profesor Universitario en Ciencias de la Administración y Magister en Ciencias Militares (obtenido en la Escuela de Post-Grado del Ejército del Perú). Tiene la aptitud especial de tropas de montaña y las capacitaciones especiales de instructor de andinismo, instructor de esquí, cazador de montaña e instructor de cazadores de montaña. Participó como integrante del Estado Mayor de la Misión de Naciones Unidas UNFICYP (Chipre) y fue nombrado como segundo jefe del RIM 11 “Grl LAS HERAS” y del BCA Haití 19, integrando la MINUSTAH. Se desempeñó como jefe del Batallón de Infantería del Colegio Militar de la Nación y actualmente se encuentra prestando servicios en el Centro Conjunto de Operaciones de Paz del Brasil (CCOPAB) como instructor invitado.
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