La maniobra de entrenamiento en el monte que ejecutó con éxito el Regimiento de Infantería de Monte 9 duró cuatro intensos días.
El primer día, se efectuaron actividades propias de la supervivencia en este ámbito geográfico particular: además de mantener vivo un fuego y cocinar, debieron obtener agua, realizar rastreos, confeccionar trampas y practicar primeros auxilios. Durante el segundo día, se practicó navegación terrestre.
En la cuarta jornada, los efectivos pusieron a prueba sus capacidades entrenando técnicas de pasaje de obstáculos, trabajando en ejercicios de tirolesa, descenso con cuerda doble y rapel, confeccionando arneses de circunstancia y estudiando distintos nudos y sus aplicaciones.
Además, entrenaron en técnicas de acción inmediata (por ejemplo, rupturas de contacto) y de empleo inmediato, como exploraciones en caja y en flor, y cruces de zona peligrosa lineal. El último día de trabajo fue destinado a técnicas anfibias, incluyendo la preparación e impermeabilización de los equipos individuales y diversas prácticas de natación.
Este adiestramiento que tuvo lugar en San Javier permitió que los soldados profundizaran sus conocimientos y perfeccionaran sus destrezas de combate para hacerle frente a los peligros y desafíos del monte.