Por el Teniente Coronel de Infantería CARLOS MARÍA FRAQUELLI
RESUMEN
La Loca de la Guardia es una novela escrita por Vicente Fidel López que transcurre durante el Cruce de los Andes y durante la Campaña Libertadora de Chile iniciada en el año 1817. Su protagonista principal y muchas de las acciones narradas son parte de la vida misma del Regimiento 11 de los Andes, permitiéndonos el desarrollo de los hechos, conocer a varios de aquellos valientes patriotas que participaron de estas campañas a órdenes del entonces coronel Las Heras formando parte de su legendaria unidad de infantería.
PALABRAS CLAVES
Batallón 11 de Los Andes – Combate de Guardia Vieja – Ejército de los Andes – Loca de la Guardia – Las Heras – Regimiento 11 de los Andes – Regimiento de Infantería de Montaña 11 “Grl LAS HERAS” – Vicente Fidel López.
- EL PERSONAJE DE LA LOCA Y EL COMBATE DE GUARDIA VIEJA
Una misteriosa mujer se aparece a las fuerzas patriotas en plena Cordillera de los Andes en momentos en que realiza la epopeya del cruce del macizo andino. Les advierte sobre los peligros y la ubicación de los destacamentos realistas, soldados a quienes llama “lagartos”, y sirve a la causa de los patriotas, que para ella son los “cóndores”. Conoce pasajes, quebradas y lugares secretos de aproximación que divulgados a las fuerzas del Ejército de los Andes facilitan sus maniobras, permitiéndoles obtener ventajas tácticas sobre las fuerzas realistas. Pero, ¿quién es esa enigmática mujer? ¿Qué hace sola en plena montaña? ¿Por qué ayuda a las tropas del general San Martin y tiene un odio visceral por los realistas Se trata de Teresa, mejor conocida como la “Loca” de la Guardia, en referencia al puesto cordillerano de Guardia Vieja en proximidades del cual una patrulla avanzada del Regimiento 11 de los Andes que realizaba tareas de reconocimiento y exploración, la encontró merodeando. Ella es la protagonista principal de la novela histórica decimonónica (del siglo XIX) escrita por Vicente Fidel López y titulada “La Loca de la Guardia”.
En la novela, Teresa aparece como la novia del patriota chileno Rafael Estay, quien fue asesinado por el cruel sargento mayor realista Vicente San Bruno, perteneciente al temible Regimiento Talavera de La Reina. El lamentable final de su enamorado y el intenso sufrimiento del que fue víctima, alteraron definitivamente el estado mental de Teresa. El hermano de Rafael, Justo Estay es el valeroso baqueano y arriero de máxima confianza del general San Martín, que desempeña las funciones de guía de la columna del Ejército de los Andes que avanza, a órdenes del coronel Las Heras por el Paso de Uspallata.
En su obra dedicada a la Historia Argentina, en el capítulo titulado “Los argentinos pasan los Andes y libertan a Chile”, Vicente F. López relata cómo durante la noche del 2 de febrero la partida avanzada del Regimiento 11, al mando del teniente Román Deheza, lleva ante la presencia del mismo coronel Las Heras “una mujer como de 25 años, que acababa de introducirse en esa avanzada sin saberse cómo y que parecía lunática o loca por la extravagancia de sus miradas y de las señas con las que parecía querer indicar un peligro o la dirección preferente de los caminos que señalaba”.1
En su obra dedicada a la vida del fraile Aldao, Jorge Calle refiere también la aparición de la “Loca”: “Las Heras toma las últimas disposiciones para el asalto. En ese instante, el teniente Román Deheza presentase en el campamento. Trae una niña que muestra una extraña inquietud en el aguamarina de sus ojos. Nadie sabe como la joven logra introducirse en la avanzada. Hay confusión en el campamento”.2
Luego de ser encontrada por las tropas patriotas y por orden del sargento mayor Enrique Martínez, segundo jefe del Regimiento 11 de los Andes, la “Loca” fue puesta bajo custodia del sargento Ontiveros de esta misma unidad, quien es descripto como “un modelo de soldado argentino…”, y confiándose que “…la pobre muchacha a su lado está mejor guardada que en el convento de las Cármenes de su tierra…”3
El día 4 de febrero de 1817, por orden de Las Heras, 30 Granaderos a Caballo y unos 50 fusileros del 11, a cargo del sargento mayor Martínez obtuvieron el triunfo de Guardia Vieja. La novela relata como la “Loca” señala los lugares exactos por donde las tropas patriotas deben desplazarse para poder atacar los reductos realistas desde posiciones inesperadas. Lograron atacar de “improviso la Guardia Vieja por uno de los puntos que era accesible; pero tomando en cuenta los datos que les había dado la Loca corroborado por tres prisioneros que habían sorprendido y tomado a la distancia cuando andaban recogiendo leña…”4.
La “Loca” no tardó en prestar servicios útiles a las avanzadas patriotas que se desplazaban por los Andes. En muy poco tiempo, “todos habían llegado a un grado tal de confianza en la lealtad y en la destreza de la Loca, que el mismo Estay, baqueano en jefe de la expedición, estaba asombrado de lo que le veía hacer, y del tino con que ella seguía el rumbo por las mejores quebradas y por las sendas más practicables”5.
2. CHACABUCO: LA APARICIÓN DE LA LOCA ANTES Y DESPUÉS DE LA BATALLA
La noche anterior a la batalla de Chacabuco, el 11 de febrero de 1817, mientras las tropas del Regimiento 11, ocupaban las posiciones desde las cuales maniobrarían la jornada siguiente, la “Loca”, de la cual se desconocía su paradero, logró vulnerar el sistema de seguridad. Sin ser detectada por ningún centinela, patrulla o puesto de guardia, apareció burlando todas las precauciones como un fantasma, frente al puesto de avanzada que ocupaba el sargento Ontiveros en compañía de un cabo. “Sin saber cómo, y a pesar de toda la vigilancia que se observa en estos casos, apareció en medio de los soldados del N° 11, la singular mujer que tanto les había servido en el ataque a la Guardia”6.
De inmediato, el teniente Deheza, oficial a cargo de ese sector de las avanzadas, se apersonó para interiorizarse de lo que estaba aconteciendo y un momento después el mismo coronel Las Heras estaba en el lugar indagando a la “Loca”, a través del sargento Ontiveros, única persona a quien ella respondía u obedecía.
Luego de recibir información de gran valor sobre el dispositivo realista, el coronel Las Heras, envió al sargento mayor del Regimiento 11 Enrique Martínez, con una fracción de 50 cazadores a realizar un reconocimiento desandando el camino por donde la “Loca” había penetrado en el campamento patriota.
Como resultado de este reconocimiento nocturno, el sargento mayor Martínez encontró un camino que permitía acercase al flanco enemigo sin serios obstáculos ni peligros, facilitando considerablemente la maniobra y potenciando el factor sorpresa para caer luego inesperadamente sobre el dispositivo de los realistas.
El general Miguel Estanislao Soler, comandante de la división patriota a la que pertenecía el 11 de infantería, fue puesto al tanto de todo y con las primeras luces del día siguiente su división “se presentó a la izquierda de la cuesta de Chacabuco sin grandes dificultades para caer de flanco sobre la vanguardia enemiga cortándole la bajada al caserío de la Hacienda, que era donde el general Maroto había colocado el punto fuerte de la resistencia…”7.
Como es conocido, el 12 de febrero de 1817 se produjo la victoria patriota de Chacabuco. Luego de los acontecimientos principales de la batalla y después de haber ordenado una persecución limitada a sus fuerzas, San Martín se encontraba conversando con el coronel Las Heras, preocupado por el altercado que habían tenido los generales O´Higgins y Soler por la prematura actuación del chileno con su división en el combate, cuando de repente, notó la presencia de la “Loca”. La mujer se encontraba revisando los cadáveres en el campo de batalla y mirando a los prisioneros realistas. Se pensó que estaría buscando a algún familiar caído, o bien que podría ser una espía. Puesta en presencia del general San Martín, e interrogada por él mismo, le dijo que estaba buscando al jefe realista San Bruno.
En su obra Historia de la República Argentina, Vicente F. López narra esta anécdota, que según manifiesta “tiene un perfecto sabor histórico” y que le fue corroborada tanto por Román Deheza como por el propio Las Heras, ambas fuentes de primera mano y protagonistas de los hechos de Chacabuco. Hace referencia a la “loca del Once” merodeando en el campo donde se había librado la batalla. “Decía la leyenda que buscaba por todas partes el cadáver de Zambruno, el feroz capitán de Talaveras, autor y actor de las fechorías de Rancagua, a quien descubrió y denunció en la crujía de los prisioneros”8.
3. LA TRAMA ARGUMENTAL DE LA NOVELA
La novela “La Loca de la Guardia” es un relato de muchas de las peripecias, aventuras y anécdotas vividas por las tropas patriotas durante el Cruce de los Andes y la Campaña Libertadora de Chile, concentrándose en gran medida en el Regimiento 11 de los Andes. En el libro se encuentran narrados con gran detalle, hechos de armas como el combate de Guardia Vieja y las batallas de Chacabuco y Maipú.
La primera línea argumental de esta obra de Vicente Fidel López está dada por las acciones de la “Loca”, en pos de la causa de los patriotas en su lucha contra los realistas, en donde sus intervenciones más destacadas se dan siempre en relación a los integrantes del Regimiento 11 de los Andes, siendo retratados vívidamente muchos de los acontecimientos de importancia, pero también acciones menores, diálogos y charlas informales protagonizadas por los valerosos hombres de Las Heras.
Una segunda línea argumental está dada por el triangulo amoroso entre el coronel Mariano Necochea, la andaluza Pepita Moldes de Morgado y su esposo, el coronel realista Antonio Morgado.
Con respecto a esta segunda historia sentimental que tiene lugar dentro de la novela, el autor destaca la fidelidad de la mujer y la honorabilidad del coronel patriota. Cuando el autor reedita el libro en 1896, alarga la narración detallando la prisión de los realistas confinados en San Luis y la sublevación que trae como consecuencia la muerte de muchos de estos prisioneros que intentaron fugarse, entre ellos el coronel Morgado. Con este final, Pepita Morgado aquella mujer “coqueta de genio voluble y atrayente como buena andaluza” que además “tenía también, como las mujeres de su raza, un natural abierto y bondadoso, una alma simpática, olvidadiza y caritativa” [2], acompañó a su marido en el destierro de la prisión hasta que luego de su muerte quedó libre para volver a encontrase con el coronel Necochea en Lima y contraer matrimonio.
La primera aparición de esta novela fue como un folletín anónimo publicado entre los días 19 de junio y 9 de agosto de 1882, como parte de El Nacional de Buenos Aires, periódico fundado por Dalmacio Vélez Sarsfield. Esta primera edición difiere de la segunda en cuestiones de estilo y, como se mencionó, en el desarrollo de los últimos capítulos.
4. ALGUNOS PERSONAJES HISTÓRICOS QUE APARECEN EN LA NOVELA
La novela es muy rica en la descripción de personajes de nuestra historia, especialmente nos ilustra sobre varios integrantes del Regimiento 11 y sobre otros hombres que posteriormente se destacarían por su actuación en otros acontecimientos nacionales y de nuestra historia.
El autor menciona al coronel Juan Gregorio de Las Heras en toda la novela, quien aparece como un militar brillante y decidido, un jefe valiente y patriota, que siempre está al frente de su legendario regimiento y es protagonista de varios hechos ubicados históricamente desde el Cruce de los Andes hasta luego de la batalla de Maipú, una vez liberado Chile definitivamente. Cuando se describe la personalidad del primer jefe del 11, se dice que “es tranquilo, es reposado”, y se lo señala como “buen padre de familia”10. Las Heras ha sido además una fuente de información primaria para el autor, quien ha mantenido con él extensas conversaciones en su exilio chileno, recordando hechos, nombres, personas, fechas y lugares.
Enrique Martínez, sargento mayor del 11 de Andes (es decir, segundo jefe de dicho regimiento) aparece protagonizando varios episodios, entre ellos la victoria de Guardia Vieja. Este valeroso oficial nacido en Montevideo, reemplazó a Las Heras en la jefatura del 11, ejerciéndola entre los años 1818 y 1820, para luego participar de la Expedición Libertadora del Perú como jefe del Batallón Número 8 de los Andes.
Otro personaje de gran importancia es Román Antonio Deheza. Vicente F. López, describe su trayectoria desde los mismos orígenes del Regimiento 11 con los Auxiliares Argentinos. Refiere a este militar nacido en Córdoba, como “uno de los oficiales más distinguidos del célebre regimiento número 11 de infantería, que tan famoso se hizo en las gloriosas campañas de Chile y del Perú, de 1813 a 1822. Antes de tomar aquel número en nuestro ejército, ese regimiento había sido un batallón creado en la provincia de Córdoba, que con el nombre de Auxiliares de los Andes, había hecho al otro lado de los Andes la campaña del año XIII y del año XIV, bajo las órdenes del coronel don Marcos Balcarce y del comandante Las Heras, contribuyendo eficacísimamente a los señalados triunfos de «Cucha-Cucha» y del «Membrillar». Dehesa, que tenía apenas diez y seis años, había llamado la atención de sus jefes en esos sangrientos encuentros por el valor y por la sagacidad que había desplegado en ellos; y desde entonces había crecido su reputación militar con la importancia del cuerpo en que servía, y del que nunca más se separó hasta llegar á coronel suyo (fue jefe del Regimiento 11 entre 1820 y 1824), desde el grado de distinguido con que había entrado en sus filas, lo que prueba sus virtudes militares a la vez que el temple de su carácter y la honradez de su conducta como subalterno y como jefe.”11 Pero la importancia de Deheza en la novela histórica, no se agota en su desempeño como oficial subalterno del 11 de los Andes y de sus vivencias en primera persona de combates y batallas, sino que, como el mismo Las Heras, ha sido fuente primaria para el autor, quien ha escuchado de su boca muchos de los relatos de las campañas libertadoras y de las hazañas mismas de la “loca” con el Ejército de los Andes, narradas por él siendo ya un viejo general retirado. Además, Deheza transmitió sus relatos y anécdotas en las charlas con oficiales y tropas a lo largo de su vida militar, llegando a hacer famosos los relatos de la “loca” entre quienes combatieron con él en la Guerra con el Brasil (entre 1825 y 1828), en donde en más de un fogón nocturno debe haber rememorado sus experiencias en Chile y Perú.
El fraile Félix Aldao es tal vez uno de los personajes más exóticos y bizarros que aparecen en este cuento histórico. Este fraile dominico mendocino se desempeñaba como capellán del 11 y cuentan los relatos que antes del combate de Guardia Vieja “un fraile de formas atléticas que marchaba… como capellán o agregado, y que más que de religioso tenía aire de soldado y ademanes brutales de perdulario atrevido e inexorable, se presentó ante el coronel Las Heras ciñéndose un sable de granadero y pidiéndole permiso para incorporarse a la vanguardia.”[5] Al comenzar el ataque, “el fraile” (como lo empezó a llamar todo el Ejército de los Andes) se transformó en una verdadera fiera feroz demostrando un deseo incontenible e insaciable por herir y por matar, como si fuera un despiadado animal asesino. A pesar de su comportamiento tan sanguinario, “su valor y su empuje se hizo admirar de los oficiales y de los jefes argentinos, y que sin más armas que el sable que se había ceñido en presencia del coronel Las Heras, hizo prodigios y dio en tierra con muchos enemigos, probando que había nacido para la guerra y para la matanza más bien que para el ite frates[6] de la misa y del altar” [7]. Finalizado el combate, Las Heras no quiso que “el fraile” continuara en su unidad. Debido a su bravura y coraje comprobados fue aceptado en el Regimiento de Granaderos a Caballo como teniente de caballería, mudando su función de capellán por la de soldado combatiente.
Por ese entonces, uno de los hermanos del “fraile Aldao”, el capitán don José Aldao también formaba parte del Ejército de los Andes. Mandaba una compañía y se había unido a las fuerzas patriotas participando en varias acciones de vigilancia en los pasos cordilleranos y en el mismo combate de Guardia Vieja. El otro hermano, Francisco Aldao, se desempeñaba como teniente del regimiento de Cazadores a Caballo. Además de la valentía demostrada en combate, tal vez la presencia de sus dos hermanos como oficiales, haya influido para lograr el rápido ingreso del “fraile” al Regimiento de Granaderos a Caballo apenas finalizadas las acciones de Guardia Vieja.
Pero tal vez el personaje central del Regimiento 11 respecto a su relación con la “loca” sea el sargento Ontiveros, a tal punto que el autor consideró en un principio que la novela debía haberse llamado “La Loca de la Guardia y el Sargento Ontiveros”, pero para colocarle un título sencillo y corto suprimió el nombre del sargento. Ontiveros era un puntano trigueño, un tipo de criollo alto, de físico torneado y esbelto. Gracias a su fuerza manejaba con destreza el sable y el fusil. Como jefe siempre condujo con acierto los pelotones de nueve o diez infantes que tuvo bajo sus órdenes. Era el arquetipo del soldado formado en la escuela sanmartiniana: abnegado, valeroso, disciplinado y hombre de honor. En los últimos años de la vida del general Deheza, Ontiveros aparece como su fiel e inseparable criado durante su exilio en Chile.Otros integrantes del 11 de infantería nombrados en la novela son el teniente Guerreros y el cabo Zamudio. Ambos, protagonizan varias acciones con otros personajes de esa unidad como el mayor Martínez, el teniente Deheza y el sargento Ontiveros.
En la novela también se mencionan hechos protagonizados por otros patriotas de renombre como el general chileno Bernardo O’Higgins, el general Miguel Estanislao Soler, y el coronel Mariano Necochea, quien además de estar involucrado sentimentalmente con Pepita Morgado en la segunda línea argumental de esta novela, se destaca por su valor y arrojo como comandante de granaderos. Otros integrantes del Ejército de los Andes que también aparecen en la novela son los ingenieros Antonio Arcos y José Antonio Álvarez Condarco, el baqueano chileno Justo Estay, el doctor Diego Paroissien (cirujano mayor del ejército), el coronel argentino Hilarión de la Quintana, el comandante del Regimiento de Cazadores de los Andes coronel Rudecindo Alvarado y el coronel de caballería Matías Zapiola, quien con los granaderos tuvo una destacada actuación en Chacabuco y en la persecución posterior a esa batalla.
Sin duda el protagonista realista de mayor renombre en toda esta historia es el sargento mayor del Regimiento Talavera Vicente San Bruno, quien luego de la derrota patriota de Rancagua en 1814 se había encargado con suma crueldad de la persecución y el encarcelamiento de los patriotas. En el libro se hace referencia a este oficial español, junto con otro de su misma unidad de la siguiente forma: “El otro Talavera, era el capitán Ramón Villalobos, digno émulo de San Bruno en los tormentos, atrocidades y matanzas que habían hecho sufrir a las familias de Chile durante la restauración realista de 1814 a 1817. Ambos eran mal mirados por eso en el ejército español. Los oficiales distinguidos y bien educados de ese ejército los miraban casi con asco, teniéndolos por sayones políticos de la peor clase, más bien que por militares de carrera, a pesar de su indisputable bravura.” [8] San Bruno era además, el favorito del presidente realista de Chile Marcó del Pont, quien lo había nombrado Presidente del Tribunal de Vigilancia y de Seguridad Pública, dándole un poder ilimitado para ejercer funciones policiales.
Respecto a Francisco Casimiro Marcó del Pont, se lo nombra como el Presidente del Reino de Chile y de las Costas del Sud, poseedor de varias condecoraciones como la Cruz de San Fernando, de Isabel la Católica y de Calatrava y del grado de mariscal. Ha sido designado para el puesto por el Rey de España y ejerce la máxima autoridad política, controlando las fuerzas militares realistas.
Entre los comandantes realistas destacados que se mencionan, se encuentran el coronel José Ordoñez, oficial descripto como brillante, el coronel Joaquín Primo de la Rivera, el general Mariano Osorio, vencedor de Rancagua y derrotado en Maipú, el general Rafael Maroto, quien fuera derrotado en Chacabuco y el coronel Antonio Morgado a cargo del Regimiento de Dragones e involucrado, como ya se dicho, en la trama sentimental de la novela.
Aparecen además en los distintos hechos narrados en el libro, numerosos religiosos, clérigos, sacerdotes, monjes, se mencionan las congragaciones dominicas, franciscanas y agustinas, se destacan distintos conventos e iglesias, evidenciándose así, el papel protagónico de la Iglesia Católica a comienzos del siglo XIX en toda la América española, con la intervención de curas adeptos tanto a los ideales realistas como de la independencia americana.
La opinión de Vicente Fidel López que aparece en esta obra sobre el general San Martín es controversial y polémica. Si bien la novela histórica transcurre durante la ejecución del plan continental pergeñado por el general San Martín para dar libertad a América, y en ella se describe cómo el Libertador conduce con acierto y talento militar sus tropas en las batallas de Chacabuco y Maipú, el autor acusa duramente al general San Martín de secuestrar al Ejército Argentino del otro lado de los Andes, desobedeciendo la orden del gobierno de Buenos Aires, al no acudir en su ayuda contra la amenaza de los furores insanos de caudillos como Artigas y Ramírez.
5. CONSIDERACIONES FINALES
“La Loca de la Guardia”, es una novela que hace un elocuente relato de muchos episodios vividos por el Regimiento 11 y sus integrantes durante el Cruce de los Andes y la Campaña Libertadora de Chile. Es una narración muy rica en anécdotas, en donde los protagonistas son los soldados de la unidad de infantería que fuera la columna vertebral del Ejército de los Andes.
Desde el punto de vista literario, este trabajo fue escrito y publicado en una época (en 1882 su primera edición y en 1896 su segunda) en que la novela histórica como género en el Río de la Plata se hallaba en estado embrionario y es por eso que se la puede considerar como una obra pionera.
Junto con la obra inédita “Capitán Vargas”, escrita en 1846 y ambientada en Chile entre los años 1810 y 1814, en donde adquiere un rol protagónico el cuerpo de Auxiliares Argentinos (unidad que dio origen al Batallón 11 de los Andes) al mando de Marcos Balcarce y con Las Heras como sargento mayor, “La Loca de la Guardia”, constituye la segunda obra en la que Vicente Fidel López se interesa por plasmar la historia de éstos guerreros de la independencia. A estas novelas se deben sumar los diez tomos de la obra “Historia de la República Argentina: su origen, su revolución, su desarrollo político hasta 1852”, en donde el autor, ahora como historiador vuelve a escribir sobre los temas de las campañas sanmartinianas y a recorrer la historia del Regimiento 11.
Teresa, la “loca” representa todas aquellas mujeres que acompañaron la lucha por la emancipación americana y aparece en esta historia como una integrante más “del regimiento número 11, en donde no había un solo soldado que no conociese y no a amase a «La Loca de la Guardia».”16
El personaje de la “loca” está además cargado de simbolismo y sirve para cimentar las tradiciones nacionales. Para entender este punto, basta con trascribir la siguiente narración justamente titulada “La Loca de la Guardia” e inspirada en la novela de Vicente Fidel López, que aparece en un libro de lectura escolar para niños escrito en el año 1925:
“¿Quién era aquella mujer misteriosa que aparecía y desaparecía en los valles de las laderas de las montañas? Sus cabellos sueltos flotaban al viento; bandadas de palomas la seguían. No parecía de carne y hueso. Los soldados del ejército libertador la veían a la luz de la luna, la veían muchas veces al amanecer.
La llamaban «La Loca de la Guardia».
San Martín miso la vio más de una vez, a lo lejos. Ella parecía enseñar el camino entre las montañas a los hombres que iban a libertar un mundo.
Muchos años después de Chacabuco y Maipo, cuando ya las patrias americanas eran libres, dos viejos soldados, entre mate y mate, se acordaban de las batallas, de las marchas y de las glorias. Uno de ellos pronto preguntó:
- ¿Te acuerdas de aquella mujer misteriosa, con la cual nadie habló nunca, que nos señalaba el camino de Chile?
Quién sería?
El otro miró los Andes y contestó después de un instante:
- Yo creo que era la Libertad.”17
Por último, cabe señalar que el mismo Domingo Faustino Sarmiento hace mención a la novela “La Loca de la Guardia”, considerando que por la temática histórica que trata se tornará en el futuro una pieza literaria “necesaria en lo que respecta a la República Argentina, a la narración de los más grandes hechos de la guerra de la independencia”.18
BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA
- BLOMBERG, Héctor Pedro. “ Libro de Lectura”. Ángel Estrada y Cía. Editores. Vigésima Edición, Buenos Aires, 1935.
- CALLE, Jorge A. “José Félix Aldao Monje Dominico y General de la Santa Federación”. Domingo Viau & Cia. Buenos Aires, 1938.
- CRESPO, Horacio. “En Torno a la Historiografía Latinoamericana. Conceptos y Ensayos Críticos”. Editorial Tesseo. Buenos Aires, febrero 2018
- LÓPEZ, Vicente Fidel. “Historia de la República Argentina. Su origen su revolución y su desarrollo político hasta 1852”. Tomo VI. Buenos Aires, Carlos Casavalle, Editor – Imprenta de Mayo, 1887.
- LÓPEZ, Vicente Fidel. “La Loca de la Guardia. Cuento Histórico”. A.V. López, Editor. Buenos Aires, edición en un volumen de 1896.
- MOLINA, Hebe Beatriz. “La gesta sanmartiniana en las novelas escondidas de Vicente Fidel López”. CONICET – Universidad Nacional de Cuyo. IX Congreso de Hispanistas. La Plata, 27-30 de abril de 2010.
- RODRÍGUEZ, Gregorio F. “El General Soler”. Contribución Histórica. Documentos Inéditos 1783-1849. Compañía Sud-Americana de Billetes de Bco. Buenos Aires, 1909.
- SARMIENTO, Domingo Faustino. “De la Inteligencia en la Vida Argentina”. Páginas Literarias. Tomo XLVI. Obras de Sarmiento. Publicadas Bajo los Auspicios del Gobierno Argentino. Imprenta y Litografía “Mariano Moreno”. Corrientes 829. Buenos Aires, 1900.
DATOS DEL AUTOR
Síntesis del Curriculum Vitae
El Teniente Coronel de Infantería CARLOS MARÍA FRAQUELLI es Oficial de Estado Mayor (del Ejército Argentino y del Ejército del Perú). Posee los grados de Licenciado en Administración de Empresas y de Licenciado en Estrategia y Organización y los postgrados de Profesor Universitario en Ciencias de la Administración y Magister en Ciencias Militares (obtenido en la Escuela de Post-Grado del Ejército del Perú). Tiene la aptitud especial de tropas de montaña y las capacitaciones especiales de instructor de andinismo, instructor de esquí, cazador de montaña e instructor de cazadores de montaña. Participó como integrante del Estado Mayor de la Misión de Naciones Unidas UNFICYP (Chipre) y fue nombrado como segundo jefe del RIM 11 “Grl LAS HERAS” y del BCA Haití 19, integrando la MINUSTAH. Se desempeñó también como jefe del Batallón de Infantería del Colegio Militar de la Nación y como instructor invitado en el CCOPAB (Centro Conjunto de Operaciones de Paz del Brasil). Actualmente se desempeña como jefe del RIM 10 “Tte Grl RACEDO”.
1 “Historia de la República Argentina. Su origen su revolución y su desarrollo político hasta 1852” TOMO VI, año 1887, página 675.
2 “José Félix Aldao Monje Dominico y General de la Santa Federación”, año 1938, página 41.
3 “La Loca de la Guardia”, año 1896, páginas 37 y 38.
4 “Historia de la República Argentina. Su origen su revolución y su desarrollo político hasta 1852” TOMO VI, año 1887, página 678.
5 “La Loca de la Guardia”, año 1896, página 40.
6 “El General Soler”, año 1909, página 129.
7 “La Loca de la Guardia”, año 1896, página 179.
8 “Historia de la República Argentina. Su origen su revolución y su desarrollo político hasta 1852” TOMO VI, año 1887, páginas 598.
9 “La Loca de la Guardia”, año 1896, página 487.
10 “La Loca de la Guardia”, año 1896, página 413.
11 “La Loca de la Guardia”, año 1896, páginas 11 y 12.
12 “La Loca de la Guardia”, año 1896, página 48.
13 ite frates: expresión en latín que significa “entre hermanos”.
14 “La Loca de la Guardia”, año 1896, páginas 50 y 51.
15 “La Loca de la Guardia”, año 1896, página 62.
16 “La Loca de la Guardia”, año 1896, página 285.
17 “Pensamiento. Libro de Lectura”, año 1935, páginas 14 y 15.
18 “Páginas Literarias”, año 1900, página 182.