La Primera Infantería Argentina Es importante señalar el papel protagónico que cumplió la Infantería, tanto por la acción de presencia del
Regimiento de Patricios, como por la decidida participación político-militar de su prestigioso jefe durante toda la Gesta de Mayo. Por tal razón, el historiador
Emilio Loza relata, en la Historia de la Nación Argentina de Ricardo Levene, el nacimiento de nuestra Infantería de la siguiente manera:
«La Infantería constituyó el núcleo más importante de la tropa de línea o veterana de los Ejércitos de la Revolución y de la Independencia, y fue con ella que la Junta Provisional de Gobierno inició la imperiosa e impostergable obra de reforma militar, necesaria para preparar el instrumento que debía apoyar la difusión de los ideales de libertad que acababan de ser proclamados».
Por decreto y resolución del 29 de Mayo y 31 de Octubre de 1810, respectivamente, los siete batallones de Infantería de milicias existentes en Buenos Aires, desde la reorganización dispuesta por el Virrey Cisneros el 11 de Setiembre de 1809, fueron transformados en regimientos de clase de veteranos de 1116 plazas. La primera Infantería argentina estuvo, por lo tanto, constituida por los Regimientos Nro 1 al 5, el de Granaderos de Fernando VII, el de Castas o de Pardos y Morenos, el Regimiento de Infantería de Buenos Aires o Fijo y, además, se encomendó a Don Domingo French la tarea de organizar otro con el nombre de América. En noviembre de 1810 fue disuelto el Fijo y lo que existía del Nro 5, ingresando algunos restos en el Regimiento de América, al que se le dio el Nro 5 sin perder la otra denominación. Por las razones señaladas precedentemente, se entiende que el 29 de Mayo, al dictarse el decreto de creación de dichos cuerpos militares, inicia su larga y fecunda vida institucional el Ejército Argentino, siendo por lo tanto la Infantería quien la materializa.
No obstante lo expresado, cabe reiterar que se toma como fecha de
nacimiento de nuestra arma el 13 de Setiembre de 1806, ya que fue ése el día en que se creó el Cuerpo de Patricios, siendo su primer jefe el Coronel Cornelio Saavedra.
La Infantería a partir del 29 de Mayo de 1810 Desde esta fecha y durante el resto del siglo XIX, la Infantería interviene activamente en todas las campañas, batallas, y acciones militares que se desarrollaron dentro y fuera del territorio nacional, a efectos de consolidar la libertad e independencia de las entonces jóvenes Provincias Unidas del Río de la Plata. «La Infantería constituyó el núcleo más importante de la tropa de línea o veterana de los Ejércitos de la Revolución y de la Independencia, y fue con ella que la Junta Provisional de Gobierno inició la imperiosa e impostergable obra de reforma militar, necesaria para preparar el instrumento que debía apoyar la difusión de los ideales de libertad que acababan de ser proclamados». Su actuación se concreta a través de las unidades históricas – Regimientos 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12 de Infantería – los que participan, indistintamente, en todos o algunos de los principales hechos que jalonan la historia militar de ese tiempo, haciéndolo con el valor, la abnegación, el heroísmo y la pericia que siempre caracterizaron a la Infantería. Como consecuencia de la gran cantidad y diversidad de acciones protagonizadas por la Infantería durante el período tratado, y con el fin de abreviar al máximo esta síntesis, hemos creído conveniente enunciar genéricamente sólo las más importantes, a sabiendas de que seremos injustos y quizás inexactos, al tener que omitir, además de la mención de los regimientos intervinientes en cada una de aquéllas, los hechos relevantes y sus distinguidos protagonistas, quienes, desde su creación, honraron a nuestra arma. En este orden de ideas, enunciaremos las siguientes campañas, guerras y batallas:
- 1ra, 2da y 3ra Expedición al Alto Perú (1810 – 1811; 1812 – 1813; y 1815 respectivamente).
- 1ra, 2da y 3ra Campaña a la Banda Oriental (1811; 1812 – 1813; y 1814 respectivamente).
- Expedición al Paraguay (1810 – 1811).
- Campañas libertadoras a Chile, Perú y Ecuador (1817 – 1818 – 1824).
- Guerra con el Imperio de Brasil (1827 – 1828).
- Bloqueo francés y anglo-francés (1838 – 1840 y 1842 – 1847 respectivamente).
- Guerras Civiles anteriores y posteriores a la Organización Nacional.
- Guerra de la Triple Alianza (1865 – 1869).
- Campañas al Desierto Sur y Norte (Chaco) (1875 – 1884).
Los combates de Suipacha; Huaqui; Las Piedras; Tucumán; Salta; Vilcapugio; Ayohuma; Chacabuco; Cancha Rayada; Maipú; Ayacucho; Ituzaingó; Sipe-Sipe; Vuelta de Obligado; Pavón; Tuyutí; Curupaití; Humaitá; Río Negro; Pulmarí y Lonquimay, son algunos de los éxitos y derrotas que, en el campo de combate, forjaron el espíritu de la Infantería. Esa Infantería es la que se inmortaliza en los ilustres nombres de
Saavedra;
Belgrano;
Arenales;
Ortiz de Ocampo;
French;
Berutti;
Viamonte;
Las Heras;
Warnes;
Soler;
Conde;
Hilario Lagos;
Roca;
Pagola;
Racedo y tantos otros oficiales, suboficiales y soldados, conocidos o anónimos, a quienes rendimos, a través de este recuerdo, un sincero y respetuoso homenaje. Desde el punto de vista orgánico, cabe señalar que durante el período 1830 -1853, la unidad táctica pasó a ser el regimiento, el cual se componía de dos o más batallones, ya sea que se tratara de Infantería de línea, que combatía en orden cerrado, como de Infantería ligera, que lo hacía en orden disperso.
Los batallones, a su vez, se desdoblaban en compañías integradas por: un Capitán; cuatro oficiales; dos tambores; un pífano y cien soldados. En esa época fueron también organizados, tomando como base sendas compañías de cazadores preexistentes en las unidades, los batallones de Cazadores de los Andes Nro 1 al 5, los cuales combatían en orden disperso, asignándoseles entre sus misiones fundamentales los reconocimientos. Por este valioso antecedente histórico, la Infantería reivindica para sí, a las actuales Compañías de Cazadores de Montaña y de Monte. Antes de finalizar la reseña correspondiente al siglo XIX, citaremos un hecho formal pero de importante valor simbólico para la Infantería. Se trata de recordar que, por decreto del Poder Ejecutivo del 5 de Julio de 1826, se reglamentó el color verde como propio del arma, el cual era lucido en los penachos de los morriones de los infantes. Concluye así esta parte dedicada a nuestra primera Infantería. Su propósito básico ha sido rendir un sentido homenaje a los que con su patriotismo, inteligencia y esfuerzo, fueron los precursores de nuestra arma, quienes no sólo conformaron su cuerpo, sino, y por sobretodo, nos legaron su alma.