Por el TC Eduardo VERÓN RODRÍGUEZ, Ec I
El Ejército Argentino identifica explícitamente el aprendizaje y la educación operacional como una prioridad institucional, explicando en sus distintos documentos rectores el porqué de su importancia para la profesión de las armas, el por qué mantener una ventaja de carácter intelectual, el por qué ejercer constantemente una iniciativa de carácter inteligente, todo ello para poder llevar a cabo una eficiente y eficaz guerra de maniobras en operaciones militares reales cuando sea necesario.
Al hacerlo, nos permite utilizarlo como un útil disparador para el análisis presente, en las filas de la Fuerza, pudiendo abordar distintos temas desde diferentes perspectivas.
Para ello es necesario comenzar desde una base sólida y firme, dadas algunas de las barreras del tipo conceptual, y se puede llegar a sugerir una analogía que podría llegar a ser útil a medida que comenzamos a elaborar algunos de los fundamentos del proceso enseñanza –aprendizaje, que es el poder pensar en este proceso de carácter continuo como una especie de «guerra de maniobras mental», aludiendo al libro de Lind “El Manual de Guerra de Maniobras”, ampliamente conocido por el personal militar, que puede ser adquirido en la Editorial del Círculo Militar.
Como en la concepción original del autor en el libro, donde detalla la guerra de maniobras como un cambio de mentalidad en el Cuerpo de Infantería de Marina de los Estados Unidos donde fue ampliamente difundido, podemos llegar a pensar la guerra de maniobras mental como un proceso que llevamos adelante desde el punto de vista cognitivo en un formato continuo, y sin dejar de tener continuidad en el tiempo, llegando a tenerlo internacionalizado como una forma de pensar.
Se espera que las siguientes observaciones efectuadas en el presente artículo, ayuden a continuar el intercambio de ideas al respecto y posibiliten agudizar otras al mismo tenor.
Es por ello que veremos en un poco más de detalles, aspectos esenciales para poder llevar a cabo una RAM (Revolución de Asuntos Militares) para el personal de cuadros del Arma de Infantería, para los próximos años, desde el punto de vista intelectual o cognitivo, apostando a que el conocimiento será uno de los “poderes blandos o soft power” con el que los Ejércitos podrán tener una ventaja competitiva en el campo de combate.
Específicamente, tomaremos del PEIE descripto, algunos aspectos sobre el Perfil del Militar:
- Un profesional militar con formación académica acorde con la jerarquía (universitaria, de grado o posgrado, terciaria, tecnicaturas y secundaria), caracterizado por una fuerte vocación de servicio, dispuesto a la entrega absoluta en el cumplimiento de la misión, consustanciado con los valores institucionales, así como también con los valores y preceptos establecidos en la Constitución Nacional.
La Ley de Reestructuración de las FFAA, Ley 24.948, en su artículo 14, hace mención a la necesidad de contar con formación académica acorde a la época, y estamos hablando del año 1.998. El Ejército Argentino, no solo se adaptó a lo legislado, sino que articuló un sistema de formación académico militar muy superior a lo establecido, con sistemas de Tecnicaturas, Títulos de Grado, Pos Grado, Especializaciones y Maestrías con orientación específicamente de aplicación militar.
Desde los egresos, se cuenta con una formación que permite evolucionar y perfeccionarse en el quehacer académico de aplicación a los problemas del campo de combate. Los conocimientos evolucionan, y la Fuerza no puede quedarse ajena a estos cambios.
- Preparado profesionalmente para cumplir, con elevado sentido del deber, las exigencias propias de cada rol y función, así como a aplicar su inteligencia y voluntad para lograr el éxito en su misión. En esta nota distintiva está implícita la responsabilidad, que es indelegable a todo profesional militar, e implica asumir tanto individual como colectivamente las consecuencias de las acciones por él ordenadas o ejecutadas, tanto ante sus pares como ante la sociedad.
La preparación profesional militar exige contar con perfiles y competencias en las distintas áreas de desempeño profesional en donde el militar deba ocupar roles y puestos específicos, a lo largo de su permanencia en el servicio dentro de su carrera.
Esto se logra a través de acciones educativas como ser carreras y cursos, a través de técnicas de enseñanza como la instrucción, los cursillos en destino y el adiestramiento, y a través del aprendizaje autónomo, conocido más comúnmente como la “auto preparación”.
Es lógico que para todas, pero cobra mayor relevancia en la última, la necesaria predisposición individual para aplicar la inteligencia y voluntad individual.
- Capacitado para actuar con iniciativa, con una mentalidad creadora, que busque constantemente el perfeccionamiento profesional y personal, apto para enfrentar y responder a las exigencias críticas y psicofísicas que impone la guerra que, en la paz, se asemeja en los ejercicios militares y el trabajo académico, en un marco de esfuerzo continuado, de alta exigencia y riesgo controlado que lo exponga a resolver en la acción, sin perder el control de su conducta.
La capacitación para actuar con iniciativa, con una mentalidad creadora, que busque constantemente el perfeccionamiento profesional y personal, hacen mención nuevamente a la propia voluntad de aplicar y buscar ahondar en forma permanente los propios conocimientos.
No se puede educar sin conducir, y no se puede conducir sin educar, y si tomamos que el mejor medio de ejercer el mando es el ejemplo personal, se necesita de cuadros que permanentemente apliquen la iniciativa y voluntad en adquirir nuevos conocimientos, que les posibiliten contar con las herramientas intelectuales para adquirir esa mentalidad creadora, que busquen la innovación y la originalidad aplicada a la solución de los problemas militares sean éstos operativos o administrativos.
- Dotado de pensamiento crítico y conocimientos científico – técnicos avanzados, que denoten una adecuada formación general y particular de acuerdo al Arma o Especialidad, siendo este conocimiento el punto de partida de su perfeccionamiento durante toda su vida profesional.
El pensamiento crítico se logra a través del conocimiento y de la experiencia, ambos aspectos que crecerán en forma ideal a lo largo de la vida militar, durante el desarrollo de la carrera. La adecuada formación se logrará a través de lo expresado en los ítems anteriores.
El incentivo del personal superior al personal subalterno es a través de otorgar esa iniciativa para poder ahondar en la búsqueda del conocimiento, del perfeccionamiento que se alcanza con los deseos de superación personal y profesional, aspectos que deberán ser estimulados a través de todas las cadenas de comando.
- Competente para el ejercicio del mando y la conducción, sobre la base de un criterio ético, con respeto y compromiso con el grupo al que lidera, entrenado para ejercer su capacidad de identificar el desafío ético en el marco de una formación realista, que promueva el buen juicio y la capacidad de tomar decisiones acertadas actuando decididamente.
…“el Ejército Argentino privilegia el desarrollo de la disposición para el mando en la formación y perfeccionamiento profesional, con el convencimiento que sea a través de su correcto ejercicio que el Jefe podrá proyectar su carácter, conocimientos y personalidad a fin de alcanzar el rol de LIDER en la conducción de sus hombres”…
Partiendo de la base que el LIDERAZGO como tal no se encuentra definido en el reglamento MFP 51 – 13 Manual del Ejercicio del Mando, intentando dar una dimensión a este término tan en uso en la actualidad dentro de la Fuerza, y en el ámbito de negocios y empresarial, se ha buscado en otras publicaciones para poder dar sustento conceptual a este artículo, encontrándolo en su origen en un breve párrafo del ROD 00 – 01 El Ejército Argentino, que dice en su capítulo 4 El Ejército Argentino – Sus recursos humanos, al expresar sobre el Ejercicio del Mando que en líneas generales el liderazgo es el correcto ejercicio del mando, como se demuestra en la cita inicial del artículo.
La competencia como quedó en evidencia, se alcanza solamente a través del conocimiento, y por sobre todo de la experiencia que solamente se alcanza a través de la oportunidad de practicar y aplicar dichos conocimientos en situaciones tácticas o en la vida cotidiana.
El arte de “saber aprender” y “desarrollar el juicio militar”
Al discutir el arte y la ciencia de la guerra, numerosos autores militares señalan que “la conducta en la guerra, y de la guerra es siempre en última instancia, un arte, una actividad de creatividad e intuición humana impulsada por la fuerza de la voluntad. El arte requiere de una capacidad intuitiva de comprender la esencia de una situación única que se presenta en el campo de combate, la capacidad creativa de idear una solución posible y la fuerza del propósito para ejecutar el acto táctico contra una voluntad opuesta a la propia”.
Como se puede apreciar, entonces, el “juicio militar” es de carácter esencial, donde el constante aprendizaje permite a los cuadros de la Fuerza pensar críticamente, desarrollar juicio y cultivar un particular sesgo profesional para la acción (iniciativa), sin esperar a que se les impartan una gran cantidad de órdenes (actuar con iniciativa en base a la intención, a través del juicio militar de la situación táctica dada).
El proceso enseñanza – aprendizaje abarca en su conjunto, un comportamiento individual que posibilita a los cursantes en particular, y a los cuadros en general, a pasar por los distintos estadios de no saber, a adquirir experiencia, conocimiento y habilidades y, por último, a desarrollar paulatinamente el juicio militar.
Todo este proceso se basa en la curiosidad individual, la imaginación personal, el compromiso profesional, el pensamiento crítico, y los estímulos e incentivos de los superiores que aumentan la motivación del cuadro, acrecentando la pasión profesional.
La aplicación continua de ejercicios en gabinete o mesa de arena, los juegos de decisión táctica, los estudios de casos como métodos de aprendizaje, debe realizarse en el contexto de la adquisición y creación de conocimiento, como objetivo inicial, y en el desarrollo e incremento de la capacidad del juicio militar como finalidad última, tendientes a incrementar efectivamente el conocimiento y su aplicación en la vida real.
El combate moderno posee características inherentes a un ambiente peligroso y arriesgado, pero esto no implica que todas las variables de la guerra sean conocidas, y que derrotar al enemigo o adversario / oponente es cuestión de calcular un problema matemático simple.
La diosa Metis (Prudencia) primera esposa de Zeus y madre de Atenea (diosa de la sabiduría y de la guerra), que auxiliaba a los héroes griegos, bendecidos por los dioses, decía a estos que «la audacia debe ser moderada con juicio, para que no bordee la imprudencia».
Identificar las brechas en el pensamiento militar, discernir los desajustes y asimetrías en cada situación táctica planteada, y aprovechar las distintas oportunidades que se presenten en cada momento, apunta a la directa necesidad de enseñar pensamiento y juicio, para que a través del aprendizaje los cuadros puedan “maniobrar la guerra para la mente”.
La Motivación individual y la identidad.
Se debe seguir enfatizando el natural vínculo de carácter único de los Infantes como combatientes individuales en primer lugar, resaltando la importancia de la formación y preparación individual por sobre la tecnología. La mejor arma es el hombre, conscientemente preparado, y consciente de su superioridad profesional y personal por sobre otros.
Por lo tanto, extender esta identidad de combatiente, debe incluir toda una vida de aprendizaje que no debe ser entendida como otra forma de nutrir la motivación individual de nuestros cuadros, y del mismo modo, el principio de liderazgo enunciado, debe enfatizar al conjunto por sobre el individuo, posibilitará mejorar el compromiso y la identificación con la organización.
Los conductores en los distintos niveles, no necesitan simplemente y como único medio, intentar fomentar el aprendizaje directamente, sino también por el contrario, forjar conexiones con los cuadros (hombres y mujeres), por lo que los valores comenzarán a alinearse más en forma estrecha con los de la organización.
CONCLUSIONES:
En estos tiempos de Pandemia, donde la educación a distancia se ha pronunciado por el aislamiento y distanciamiento preventivo y obligatorio, los términos “organizaciones que aprenden”, «organización de aprendizaje» y «aprendizaje organizacional», son términos que constantemente se observan en distintos medios y se leen en distintas publicaciones, pero éstas dejan la sensación a los distintos lectores, la impresión que dichos términos simplemente se refieren un grupo de individuos que aprenden, lo cual no es el caso del Ejército Argentino.
La educación profesional militar en la Fuerza captura algunos mecanismos y herramientas organizacionales de otros ámbitos, muy útiles para el aprendizaje organizacional propio, tales como el tolerar errores erradicando la cultura del “error cero”, pudiendo desafiar ideas establecidas a través del juicio crítico (incluso de aquellos que posean un jerarquía más elevada, o que por el puesto se desempeñen como instructores o profesores), y desarrollando como mecanismos de aprendizaje las revisiones posteriores a la acción (RPA), a través de los comentarios de lo realizado en forma individual, en conjunto, permitiendo el intercambio de experiencias y fomentando debates profesionales.
La competencia profesional individual no es decisiva, lo que es decisivo es la competencia combinada de todos los miembros de una organización, bajo una conducción eficiente y un liderazgo eficaz y responsable, con acciones eficaces en operaciones eficaces. El general y filósofo de la guerra antigua Sun Tzu, define al arte del liderazgo como la suma de la sabiduría, la integridad, la disciplina, el coraje y la humanidad, es decir COMPETENCIAS PROFESIONALES, CUALIDADES DE CARÁCTER, VIRTUDES MILITARES Y VALORES.
El conocimiento y la experiencia, combinados con el estudio y la reflexión, son sustentados a través de la innovación, la capacidad de improvisación, e impulsados por la capacidad de acción sobre objetivos correctos con operaciones o acciones eficientes. El conocimiento es uno de los combustibles para alcanzar el éxito, en los que la experiencia y la práctica serán parte del motor que permitirán conducir cualquier proceso hacia el resultado deseado. El conocimiento es fundamental, la práctica y la experiencia es esencial, la combinación de ambas es el camino más corto para la éxito y la victoria en cualquier asunto que se trate, junto a la comunidad en los valores que sustenta la Fuerza y la organización a la que se pertenece.
Esto resume la necesaria preparación para la Guerra de Maniobras Mental para el combate y la guerra del futuro, a través de “saber aprender”, poder desarrollar el “juicio crítico militar”, con la motivación individual, e identidad al Ejército Argentino y al Arma de Infantería.