Por el Teniente Coronel Eduardo Cesar VERÓN RODRÍGUEZ
El ambiente operacional donde las Fuerzas Terrestres desarrollan sus misiones se encuentra compuesto por un conjunto de diversos factores que interactúan entre sí, conformando un cuadro amplio y variado dependiendo del espacio geográfico seleccionado (generalmente por regiones geográficas más o menos homogéneas dentro de ellas, monte, montaña, puna, desierto patagónico, llanura pampeana, zona centro), que requiere de un permanente análisis. Este complejo sistema de factores permite apreciar fortalezas, debilidades y vulnerabilidades para las tropas que operarán en los mismos, en relación con el espacio.
El objeto de este análisis es representar mediante un marco teórico simple, una manera de facilitar el conocimiento del concepto de dispersión controlada para operar en dichos espacios y su comprensión, permitiendo prever de alguna manera los posibles efectos de las propias acciones en el mismo, y como poder anticiparse a las amenazas.
Los factores componentes del ambiente operacional se aplican en los ámbitos de competencia de cada Fuerza Armada, y los estudios para la determinación de las características del mismo deberá ser definido en los diferentes niveles de la conducción y servirá como antecedente (información básica) a los escalones inferiores, que incrementarán los detalles pertinentes según sus necesidades específicas de empleo, de acuerdo a la operación táctica a desarrollar, y en el espacio específico de su acción táctica.
De la amplia gama de factores, tomaremos aquellos que forman parte del ambiente que importan en el nivel táctico, los siguientes:
Su definición indica que es la separación de los distintos elementos componentes de un elemento, con el fin de evitar que el conjunto pueda ser destruido fácilmente por los efectos de la acción enemiga. Las necesidades que cada tipo de Ambiente Geográfico Particular (AGP) impone a la hora de la planificación de la maniobra de un elemento, es clave, pero no debe ser entendida en forma aislada de todos los factores que intervienen en el análisis de la misión y la apreciación de la situación. Pero debe tenerse en cuenta que la dispersión dificulta el comando y la concentración de esfuerzos, por eso no debe llevarse más allá del límite a que obliguen los efectos de las armas en poder del adversario, las necesidades de la maniobra proyectada y las necesidades de comando de las acciones tácticas del propio elemento.
Esto llevado a la luz de las restricciones que impone el terreno de un AGP, en una época determinada del año, si será de día o de noche, analizado a la luz de la propia misión en base a las tropas disponibles, y en base al enemigo a enfrentar, (todos aspectos básicos para el planeamiento), será el desafío a enfrentar para poder lograr una dispersión que preserve la sorpresa, mantenga la libertad de acción, facilite la maniobra alcanzando posiciones favorables al combate, sin romper con la capacidad de conducción.
El monte, facilita la maniobra de los elementos de niveles menores en forma descentralizada, y dificulta las maniobres de niveles unidad táctica en forma reunida, por las condiciones restrictivas del terreno, y porque impide la conducción centralizada del conjunto, siendo éste muy fácil de detectarse perdiendo la sorpresa, y dificultando las reacciones.
La montaña, por la particular dificultad andinística de algunos obstáculos naturales del terreno, facilita la maniobra de los elementos de niveles menores en forma descentralizada, y dificulta las maniobres de niveles unidad táctica en forma reunida, por las condiciones restrictivas del terreno, impidiendo la conducción centralizada del conjunto, siendo éste muy fácil de detectarse perdiendo la sorpresa, y dificultando la convergencia de esfuerzos.
Los amplios espacios en la Puna, el Desierto Patagónico, y la Llanura Pampeana, facilita la maniobra de los elementos de niveles superiores en forma centralizada, y dificulta las maniobres de niveles menores en forma descentralizada, por las condiciones abiertas del terreno, permitiendo la conducción del conjunto, pero siendo éste muy fácil de detectarse perdiendo la sorpresa, y permitiendo al enemigo batir a las propias tropas por partes.
La posibilidad de alcanzar una dispersión controlada, se dará luego del análisis de los siguientes conceptos:
Dichas actividades en suma es la conjunción de arte y ciencia, aplicada a la conducción de organizaciones militares que para ser adecuadamente desarrollada, requiere del dominio de ciertas técnicas y procedimientos. En tal sentido, para su ejercicio se deberá estar en condiciones de cumplir con una serie de funciones asociadas comunes, que en la práctica materializarán el ejercicio de la acción de comando.
Dichas actividades básicas serán:
a. Planeamiento de la operación a realizar, orientada por la solución de un problema militar operativo a ser resuelto en el nivel táctico correspondiente, la apreciación de situación (entendida como el estudio y análisis metódico de los factores que conforman un problema militar, que se realiza con el fin de determinar el mejor modo de acción para lograr un objetivo), la adopción de una resolución, y la preparación de las órdenes correspondientes.
b. Organización de los recursos disponibles en la propia organización militar.
c. Coordinación de las acciones resultantes.
d. Control de la ejecución.
e. Dirección o adopción de decisiones, dentro del grado de delegación de autoridad otorgado por el nivel de comando o escalón superior, con la finalidad de relevarlo en la resolución de aspectos secundarios.
De la primera a la última, se da la necesidad de un mayor nivel de trabajo intelectual o “concepción” a un mayor nivel de adopción de resoluciones tácticas o “acción”.
2. Los factores de la táctica:
Los factores son el espacio, el tiempo y el poder de combate relativo. Estos factores enunciados permiten componer un cuadro de situación (a través de la apreciación de situación), donde se identificarán y posteriormente plantearán los problemas tácticos que cada jefe a su nivel tendrá que percibir, identificar y resolver con sentido de oportunidad y particular agudeza a través del criterio profesional, doctrina y experiencia.
A partir del reconocimiento de la influencia de estos factores, se buscarán soluciones tácticas basándose en los principios, preceptos y en los condicionantes propios de las técnicas existentes. Los jefes necesariamente deberán encuadrar y coordinar sus acciones en el entorno en que se circunscriban los factores tácticos.
3. Los elementos de la táctica:
Dichos elementos son el fuego, el choque y la maniobra, y como conjunción, constituyen herramientas a disposición de los conductores tácticos, permitiendo su consideración efectiva concretar el combate cercano.
La maniobra y el fuego se utilizarán durante el acto táctico, principalmente para que los elementos lleguen al momento del choque, en las mejores condiciones ventajosas para la acción táctica, y con la menor degradación del propio poder de combate posible.
Se podrá lograr alcanzar una dispersión en forma controlada, independientemente de las características del ambiente operacional y por consecuencia táctico, cuando podamos cumplir con los siguientes requisitos:
a. Como «flexibilidad orgánica»: característica de adaptabilidad o adecuación de los componentes de una organización a la situación del momento, que les permitiría incrementarse, disminuirse, subdividirse o recibir refuerzos, sin perder la aptitud requerida por la función que los tipifica y distingue de otras.
b. Como «flexibilidad táctica»: cualidad para ejecutar cambios oportunos y rápidos de dispositivos, así como variaciones en la composición de las fuerzas cuando los cambios de la situación lo hagan necesario, donde la movilidad y la rapidez táctica constituirán grandes auxiliares para su obtención.
3. La necesaria “rapidez” de la propia organización: como la resultante de una velocidad propia superior a la velocidad del enemigo, disponiendo dicha velocidad dos componentes básicos, uno mental producto de disponer un ciclo de apreciación, resolución y acción superior; y otro físico asociado a la capacidad de movilidad y flexibilidad orgánica y táctica.
4. La mayor cantidad de funciones de combate que pueda “conducir y controlar” el jefe del elemento, a los efectos de no quedar desarticulado en sus esfuerzos, entendiendo a la desarticulación táctica como la imposibilidad de un elemento de accionar coordinadamente sobre un propósito, con sus medios. Esto se logra mediante la acción, contemplando una serie de factores tales como la adecuada relación entre el espacio y sus medios, seguridad en sus enlaces de comunicaciones con su escalón superior y los comandos subalternos, línea de sostenimiento logístico confiable, y apoyos de fuego y de combate externos eficientes.
También se le llama estar en situación de desequilibrio táctico, y una organización militar se encuentra en estado de desequilibrio cuando no puede desarrollar las operaciones tácticas previstas haciendo empleo del máximo de su potencia de combate, que es la resultante de los conceptos analizados previamente.
Cuando de alguna manera se logra afectar alguno de los factores mencionados, la fuerza en cuestión comienza a perder aptitud para cumplir con su misión, y en la medida que la afectación provocada por el enemigo sea mayor, alcanzará un estado de “desequilibrio” o desarticulación de sus esfuerzos por lo que en dicho caso perderá todo tipo de relevancia militar para las acciones a ejecutar.
A esta situación se la define como dislocar, que consiste en romper los lazos tácticos y orgánicos de un elemento (entendiendo como tales a factores que permiten dirigir y controlar los esfuerzos, coordinar las acciones y poder sostener las mismas), reduciendo consecuentemente sus capacidades de acción táctica, por cuanto se ha desintegrado el sistema de fuerzas que había articulado a través de la organización para entrar en combate, y perdido la coherencia para poder operar coordinadamente con sus medios.
Las funciones de combate a ser consideradas son las enunciadas en el ROB – 00 – 01 Conducción para las Fuerzas Terrestres, en su artículo 2.005, que son las siguientes:
5. La “autosuficiencia táctica”, interpretada como la capacidad que posea la organización para a partir de su despliegue inicial, resolver exitosamente las razonables situaciones tácticas que se les presente por contar con suficientes elementos de comando, de combate, de apoyo de combate y sostén, y poder llevar a cabo las funciones de combate en forma armónica, integrada y coherente (concepto sistémico).
Conclusiones:
Como breves conclusiones cabe destacar que las operaciones que requieran de dispersión controlada, deberá adecuarse además de lo expuesto a los siguientes conceptos:
De no considerase adecuadamente estos conceptos, el elemento indefectiblemente caerá en su dislocación cuando su dispositivo, ya sea por el despliegue sobredimensionado de sus medios (espacio), por los efectos del accionar del enemigo, la pérdida de por lo menos tres de las actividades básicas de la conducción, o la incapacidad de llevar adelante en forma coherente las funciones de combate, pierde su cohesión, ocasionando la ruptura de los lazos tácticos que permiten que el JEFE / COMANDANTE pueda hacer actuar coordinadamente a su fracción en condiciones de tiempo y espacio planificados.
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