Por el TC Eduardo VERÓN RODRÍGUEZ, Escuela de Infantería.
El LIDER y el impacto en los subalternos en situaciones donde se carece de la presencia física efectiva, hace denotar aspectos esenciales del temperamento pero principalmente del carácter.
El carácter es un hábito, que se crea por la elección diaria entre hacer lo correcto y no hacerlo, por lo que resulta ser una cualidad moral que se desarrolla gradualmente hasta llegar a madurar, porque no aparece de pronto. El carácter se cultiva todos los días por la combinación de lo que pensamos, creemos y hacemos.
En nuestro carácter de LIDERES y jefes, debemos honrar a los subalternos y subordinados reconociendo su valor, ofrecerles reconocimientos significativos por su desempeño, de ellos obtendremos su leal y activa cooperación. Debemos tratarlos con respeto, cortesía, confianza y se entregarán sin reservas al régimen del servicio.
Debemos proporcionar buena formación profesional y preocupación por su seguridad y bienestar, y se esforzarán en alcanzar los objetivos de la mejor manera posible. Debemos dirigirlos personalmente a través del ejemplo y el impulso, entonces serán eficaces, efectivos y eficientes.
En relación a esto, Sun Tzu dijo que así como un tronco o una piedra ruedan por la pendiente, los buenos soldados buscan la eficiencia a través del impulso.
Para ser un buen LIDER y jefe hay que comprender que grandes logros y conquistas vienen a través de grandes desafíos, y para ello se debe inspirar y motivar, lo que genera el impulso para alcanzar y superar los desafíos.
Como LIDERES, se deberá procurar por todos los medios a nuestro alcance, maximizar la capacidad y competencia del personal, para que también tengan la posibilidad en su nivel de corregir desviaciones y promover la disciplina, pero principalmente la auto disciplina que es aún más importante, inculcándoles la responsabilidad de velar constantemente por incrementar los indicadores básicos de la misma (la moral y la eficiencia).
En tiempos de aislamiento, la cuestión central del éxito es llevar a la persona adecuada al lugar adecuado en el momento adecuado. Esto es parte de la acción de comando al designar roles, y se debe estar lo suficientemente preparado para llevarlo a cabo, ya que forma parte de la administración de los recursos humanos, pero por sobre todo, en esta situación especial provocada por el COVID 19, surgirán integrantes de la organización con capacidades y habilidades distintivas que permitirán un nicho de oportunidad para explotar convenientemente a nuestro favor, por su particular dominio de técnicas y herramientas informáticas que posibilitarán dirigir y conducir acciones eficaces.
Debemos dejarlos trabajar con libertad de acción, iniciativa, originalidad y creatividad, DIRIGIDOS por la VISIÓN, MISIÓN e INTENCIÓN de quien conduce a dicha organización.
EL LIDERAZGO “AISLADO” EN TIEMPOS DE PANDEMIA:
Gandhi dijo que nunca se sabe de antemano los resultados de una acción, pero si no hay acción nunca habrá resultados.
Esta situación del COVID 19 hizo repensar los modos del mando, el comando, la gestión y la administración, los cuatro pilares que como acciones sustentan el LIDERAZGO como fue expresado en este artículo.
La forma en que interactuamos a través de los medios electrónicos, los chats, las videoconferencias, los correos electrónicos, mientras dura la pandemia, y en ciertas organizaciones que trabajan por turnos rotativos o con personal disminuido, han demostrado la necesidad de reformular las condiciones del ejercicio del mando.
Es por ello que debemos reinventar, pero manteniendo la esencia, la forma de influir en nuestros subalternos para continuar con nuestro LIDERAZGO en pos de los objetivos de la organización, de manera eficiente, eficaz y efectiva.
Desear y poder volar es una ambición natural del hombre desde los tiempos antiguos, volar más alto una vez alcanzado ese sueño es cuestión de habilidad, mantenerse en vuelo exige competencia profesional, pero saber caer y levantarse es un don exclusivo de la capacidad de resiliencia y de las condiciones de supervivencia, que en la vida militar se traducen como aptitud y voluntad.
Para ello, citando las cualidades y condiciones del carácter como la aptitud y la voluntad, debemos enfatizar en otros conceptos establecidos en el PEIE citado precedentemente que dice respecto al Perfil Profesional del Militar Argentino:
- Preparado profesionalmente para cumplir, con elevado sentido del deber, las exigencias propias de cada rol y función, así como a aplicar su inteligencia y voluntad para lograr el éxito en su misión.
- En esta nota distintiva está implícita la responsabilidad, que es indelegable a todo profesional militar, e implica asumir tanto individual como colectivamente las consecuencias de las acciones por él ordenadas o ejecutadas, tanto ante sus pares como ante la sociedad.
- Capacitado para el uso de la iniciativa, con una mentalidad creadora, que busque constantemente el perfeccionamiento profesional y personal, apto para enfrentar y responder a las exigencias críticas y psicofísicas que impone la profesión, en un marco de esfuerzo continuado, alta exigencia y riesgo controlado que lo exponga a resolver en la acción, sin perder el control de su conducta.
- Dotado de pensamiento crítico, conocimientos científicos y técnicos avanzados que denoten una adecuada formación general y particular de acuerdo al Arma o Especialidad, siendo este conocimiento el punto de partida de su perfeccionamiento durante toda su vida profesional.
- Poseedor de una actitud positiva que facilite el logro de la cohesión grupal y el desarrollo del espíritu de cuerpo, característica distintiva y necesaria del Ejército Argentino como organización profesional sistémica.
Nadie planifica para fracasar, pero se fracasa planificando mal, debido a una mala apreciación de la situación existente, y con un mal aprovechamiento de los recursos.
Los objetivos sin metas, son solo aspiraciones que al final, sin la acción necesaria, solo conducen a la decepción. Las metas son la clave de nuestro progreso, pero para ello se requiere de disciplina, perseverancia, y esfuerzo sostenido.
En esta época de incertidumbre, durante la pandemia, más que nunca debemos mantener enfocada y viva la CHISPA DEL LIDERAZGO, donde esta chispa es la suma de:
Aristóteles dijo que allí donde se cruza el talento individual con las necesidades de algo o de alguien, ahí se encuentra la vocación y la profesión. Nuestra vocación es de servicio, y nuestra profesión exige nuestra entrega hacia el cumplimiento de la misión y el bienestar de nuestro personal, y en esta época debemos confiar en el trabajo bien orientado de nuestros subalternos, porque esto asimismo permite poder concentrarnos de mejor manera en el trabajo propio.
En este momento, debemos encender la CHISPA también en nuestro personal, aceptar diferentes puntos de vista, ya que es una situación de construcción de una “nueva realidad”, que difícilmente vuelva a sucederse si se toman las debidas previsiones, pero que marcará un antes y un después en la forma de gestionar dichas situaciones.
Esperemos que como LIDERES en nuestra vocación y profesión militar, podamos hacer sentir que en nuestras organizaciones, en este período de pandemia, se alcancen los objetivos manteniendo la misma esencia pero aplicando nuevas formas de llegar hasta los corazones y mentes de nuestro personal, aplicando soluciones novedosas para paliar la falta de presencia física, sin descuidar en ningún momento la finalidad de nuestros actos e integridad de nuestros procederes, solo cambiando por necesidad y por corto tiempo, el vector de nuestra conducción y comunicación.
Esto permitirá generar conocimiento, cuya transmisión solo es posible a través de la motivación, la inspiración y el ejemplo, claves en el aprendizaje y en el LIDERAZGO. Las especies que sobreviven a largo plazo son aquellas capaces de adaptarse a los cambios de las condiciones del medio ambiente. Lo que hace la naturaleza por accidente o evolución lo debe hacer el jefe y/o LIDER intencionalmente por medio del uso eficaz de la conducción y del mando, como en esta situación de aislamiento por efecto del COVID 19.
No solamente debemos aspirar como líderes en estos tiempos de pandemia a obtener los resultados, debemos aspirar a marcar una diferencia, haciendo correctamente las cosas que nos apasionan, corriendo riesgos profesionales, sin temor al fracaso y desterrando la cultura del “Error Cero”, otorgando la necesaria libertad de acción e iniciativa a nuestro personal, y sabiendo que no podemos ser omnipresentes en la organización.
Debemos saber escuchar a nuestros subordinados, porque los líderes que no saben escuchar, terminan rodeándose de gente que no quiere hablar.
El LIDERAZGO se sustenta en cinco momentos, que se van dando a medida que se consolida la relación subordinado y superior, pero no siempre se alcanzan los últimos de ellos, por cambios en la organización, o por diferencias personales que existen en toda relación humana, o por fallas de la comunicación entre el superior al subalterno, o finalmente por el modo y forma de la conducción que se ejerce.
Estos cinco momentos o etapas en la relación subalterno a JEFE y posteriormente LÍDER son:
- Obedecen y siguen porque DEBEN (es el jefe, relación legal u organizacional).
- Obedecen y siguen porque QUIEREN (es el jefe, pero se ha consolidado una relación afectiva, moral y comprometida con el superior y con la organización).
- Obedecen y siguen por lo que HACE EL JEFE POR LA ORGANIZACIÓN (éxitos alcanzados, visión del futuro, crecimiento organizacional y consolidación del liderazgo).
- Obedecen y siguen por lo que HACE POR LOS SUBORDINADOS (liderazgo inicial, basado en los puntos anteriores y la permanente preocupación por su desarrollo y crecimiento profesional, por su bienestar, situaciones afectivas y de índole personal, aspiraciones, deseos de superación).
- Obedecen y siguen por QUIEN ES (no es otra cosa que la cabal aplicación de todos los otros momentos, de acuerdo a la definición del correcto ejercicio del mando de nuestro reglamento).
El trabajo ON LINE por objetivos no solo afecta este tiempo que vivimos, deberá ser un motivo de continuidad en el tiempo para complementar y mejorar los rendimientos obtenidos en el presente, potenciando estos métodos de trabajo en el futuro, construyendo organizaciones más eficientes, eficaces y efectivas, aprendiendo de esta experiencia de liderazgo en aislamiento.
El desafío es atravesar exitosamente los CINCO MOMENTOS en tiempos de pandemia con nuestra organización, con iniciativa, originalidad y creatividad, basados en competencias profesionales individuales y comunes, para alcanzar éxitos tanto para el líder, los subalternos, y las organizaciones que éstos conforman.