Por el CT Alvaro GONZALEZ OSTERODE, ex Jefe de Ca «Buenos Ayres» del RI 1 «Patricios»
Hoy, 12 de junio recordamos con orgullo haber tenido en las filas de nuestro Regimiento a un verdadero Patricio como el Soldado Claudio Alfredo Bastida.
Nació el 05 de junio de 1963, en la localidad de San Martín, hijo de Jorge Ismael Bastida fallecido en 1979 y María Vidriales de Bastida de nacionalidad española, quienes le inculcaron una profunda educación católica.
Cursó sus primeros estudios en la Escuela Parroquial de San Miguel de Caricoy y los sus estudios secundarios los realizo en un colegio industrial con orientación electrónica, mientras vivía en la localidad de Hurlingahm.
El 11 de marzo de 1982 es convocado para cumplir el Servicio Militar Obligatorio y si bien le correspondía la excepción por ser hijo único de madre viuda se ofrece voluntariamente para realizarlo.
Fue un 2 de abril de 1982, cuando, el Jefe del Regimiento Coronel Luis Horacio Lategana, le ordenó que se conforme sobre la base de la Compañía A “Buenos Aires”, la Compañía de Infantería A “MALVINAS” para alistarse y marchar hacia las islas.
El 12 de abril del mismo año llegaba la Ca A “MALVINAS” a ordenes del Capitán Humberto Hugo Pascualetti a las islas, siendo agregada al Regimiento de Infantería 25, que luego por reestructuración del dispositivo de defensa se hizo cargo el Regimiento de Infantería 6 “General Viamonte” ocupando posición en las inmediaciones de Puerto Argentino.
El día 9 de junio, dos grupos de tiradores de la Compañía reforzados con ametralladoras MAG y un mortero de 81mm marchan a órdenes del Cabo 1ro Ramírez marchan hacia Monte London, en dichos efectivos se encontraba la MAG del Patricio Bastida.
Una vez arribado a Monte London, la Ametralladora cuyo apuntador era el Patricio Daniel Orfanotti y su abastecedor el Patricio Claudio Bastida, a la Ca B del Regimiento de Infantería 7 “Coronel Conde”, ocupando posición en el Sector Oeste del Monte.
Su abnegación y capacidad para afrontar el esfuerzo le permitieron soportar la rigurosidad del clima en las islas, al igual que convertirse en el sostén de sus camaradas al momento de las duras marchas de las tundras malvinenses.
El 11 de junio aproximadamente a las 21:00 horas comenzó la más dura de todas las batallas, la que determinaría el resultado final de la gesta.
La posición de ocupaban los argentinos comenzó a ser saturada con fuego de artillería terrestre y naval, el Regimiento de Paracaidistas 3 enemigo atacaba desde diferentes direcciones, nuestros Patricios peleaban palmo a palmo cada pedazo de esa parte de nuestra Patria, los ataques se reiteraban y se convertían a cada momento en más cruentos y duros, permaneciendo así por más de seis horas de combate intenso, hasta que el 12 de junio a las 03:00 horas, un misil Rolland se dirige a la posición, hiriendo al Soldado Orfanotti, y dando muerte al soldado Bastida.
En esta acción, Claudio Bastida ofrendó su vida, pero no antes de dar sobradas muestras de valor, y un profundo amor por la patria, al cumplir con el sagrado juramento realizado a nuestra patria: defenderla hasta perder la vida.
Estos valores lo acompañaron luego hasta el final de su vida, un dato no menor, es que este buen hijo de Dios entrego lo más caro que puede tener un hombre teniendo en cuenta este gran detalle, no llego a jurarle lealtad a la Bandera, es decir, que sin importarle nada a cambio este Soldado digno y orgulloso de ser argentino ofrendo su vida con un inmenso amor a su patria que no hizo falta jurarle lealtad.
Su ejemplo de sacrificio, al igual que el Capitán Quesada en San Pedro o el Cnl Rosetti en Curupaytí debe ser hoy, lo que nos impulse a enfrentar y superar las actividades diarias, como lo hicieran estos heroicos Patricios antes de pasar a revistar por la eternidad en las filas de los grandes héroes de nuestra Patria.
Por último, debemos entender que este SOLDADO PATRICIO estuvo parado en nuestra Plaza de Armas, con el mismo uniforme que viste hoy nuestro REGIMIENTO DE INFANTERIA 1 “PATRICIOS”, entregándose voluntariamente al sacrificio de la vida diaria de un Patricio. Guardias, ceremoniales, instrucción y una férrea formación militar, acrecentaron espiritualmente sus valores, sobre estos, sus jefes lo describían como leal, responsablemente, subordinado, buen camarada y ejemplo entre sus pares.