Para comenzar, se recibió la orden preparatoria y se alistó la totalidad de la Unidad con el objetivo de trabajar en las zonas de las quebradas del Telégrafo y los Azules; las minas Mendocina, Rivadavia y Susana; el cordón de Bonilla, Agua de la Taza, Agua de los Guanacos; y en los puestos “Bellavista” y “Uno”.
A lo largo del ejercicio, las situaciones planteadas fueron variando, por lo que la plana mayor debió ajustar el planeamiento que inició con un proceso de planeamiento abreviado (PPA), elaborando a diario una orden tipo misión que el regimiento tenía que cumplir con las compañías de Infantería de montaña “A” y “B” Montada, las secciones Exploración y Morteros Pesados; el tren de combate y el puesto comando.
En la oportunidad, el regimiento se adiestró en operaciones ofensivas en montaña y en operaciones complementarias de exploración y seguridad, tanto en la marcha como en el descanso, ejecutando tiro de combate con armas portátiles y morteros 81y 120 mm. Asimismo, se pudieron comprobar los distintos medios y equipos de comunicaciones de dotación, estableciendo enlaces entre las diferentes fracciones, al igual que el funcionamiento de las distintas instalaciones logísticas del tren de combate.
Además, en los dos últimos días, se integró a los aspirantes a soldados voluntarios que se encontraban realizando el núcleo de instrucción básica, lo que les sirvió como período de adaptación al ambiente geográfico particular de montaña y a la vida y adiestramiento operacional del hombre de montaña.
Para finalizar las maniobras, se llevó a cabo una marcha administrativa de 25 km con equipo y armamento individual y de apoyo, desde la zona de reunión próxima a Puesto Uno, hasta las instalaciones del RIM 16, con casi la totalidad de los efectivos.
La unidad se desplazó unos 97 kilómetros en total, y ejecutó su adiestramiento operacional de conjunto de forma sobresaliente.