El Ataque al Regimiento de Infantería de Monte 29 – Parte 2

El 5 de octubre de 1975 integrantes de la organización Montoneros asaltaron el Regimiento 29 de Infantería de Monte Coronel Ignacio José Javier Warnes con asiento en la provincia de Formosa, con el fin de apoderarse del armamento de la Unidad, generándose un combate y una nueva página en la larga historia de la lucha protagonizada por la Infantería del Ejército Argentino.

Por Sebastián Miranda[i]

El asalto al regimiento

El Regimiento de Infantería de Monte 29 “Coronel Ignacio José Javier Warnes” ubicado en la ciudad de Formosa estaba en 1975 al mando del coronel Dardo Argentino Oliva.

Básicamente el cuartel contaba como dependencias principales con cuatro compañías, la “A”, la “B”, la “Comando” y la “Servicios”, un Casino de Oficiales, uno de Suboficiales, la Guardia Central y diversos puestos secundarios. Además se encontraban las diferentes construcciones típicas de cualquier unidad militar: mayoría, polvorín, taller mecánico, parque de automotores, cocina, comedor, tanque de agua, caldera, campo de entrenamiento y tiro, plaza de armas, etc.

Durante los días previos al 5 de octubre, los atacantes fueron llegando paulatinamente a la ciudad de Formosa siendo recibidos en diversas casas preparadas, a la par que se hacían los ajustes finales para dejar lista la operación.

Simultáneamente el soldado que resultaría ser el entregador de la seguridad del cuartel, Luis Mayol actualizaba la información sobre lo que sucedía en el regimiento, no produciéndose mayores novedades. 

Alrededor de las 14.00 del 5 de octubre de 1975 los subversivos que atacarían el aeropuerto El Pucú y el Regimiento 29 comenzaron a concentrarse en los puntos predeterminados a la vez que otros abordaban el Boeing 737 de Aerolíneas Argentinas que secuestrarían.

Inicialmente todos los subversivos avanzaron juntos pero al pasar por el aeropuerto tres de los automóviles se desprendieron para copar la terminal aérea. A las 15.00 realizaron discretamente una pasada frente al cuartel para ver si había alguna novedad. Previamente, con la excusa de retirar un pullover, el soldado Mayol ingresó al regimiento, observó si había novedades en los puestos donde estaban los oficiales, suboficiales y sus compañeros y tras un intercambio de palabras con el subteniente Cáceres se retiró.

Desde hace tiempo se sospechaba de la pertenencia de Mayol a Montoneros por lo que se pusieron en alerta a los efectivos, pero se consideraba que el posible ataque sería por la noche.

Al no encontrar novedades, los siete pelotones del Grupo de CombateZulema Willimer se encolumnaron dirigiéndose por la ruta nacional Nro. 11 que comunica el regimiento con la ciudad de Formosa. Sobre el camino retuvieron 15 vehículos y secuestraron a sus ocupantes. Grupos de apoyo quedaron apostados sobre la ruta para mantener libre la única vía de escape para permitir la retirada de los agresores.

El ataque contra el Regimiento 29 comenzó alrededor de las 16.00hs cuando el Luis Alberto Mayol Alcalá amenazó al soldado Medina que estaba de guardia en el Puesto 2 en los fondos del cuartel, y le arrebató su fusil FAL. Inmediatamente ingresaron 7 vehículos con alrededor de 80 montoneros fuertemente armados que se habían concentrado en las inmediaciones de la Unidad. Los 7 pelotones se internaron en el cuartel buscando cada uno los objetivos asignados.

El ataque principal se desarrolló contra la Guardia, usando un vehículo similar al del sacerdote de la Unidad para poder acercarse a esta dependencia. Cuando los efectivos se dieron cuenta del peligro ya era tarde.

El soldado Antonio Arrieta, telefonista, que estaba desarmado en la entrada fue muerto de un disparo en la cabeza. Rápidamente ingresaron por un pasillo y se enfrentaron con el sargento primero Víctor Sanabria que estaba en la sala de radio y ante los disparos le había ordenado al soldado Hermenegildo Villagra que se escondiera. Forcejeó con uno de los atacantes pero fue asesinado por un segundo terrorista que entró para ayudar al primero.

Unos veinte soldados descansaban como retén en un pequeño cuarto. Los montoneros los intimaron a rendirse, ante la negativa dispararon ráfagas de ametralladora matando a los conscriptos Marcelino Torales y Dante Salvatierra. Este último agonizó durante varios minutos, cuando el subteniente Cáceres ingresó a la Guardia se acercó a Salvatierra que llegó a decirle: “mi subteniente, les cerramos la puerta”, instantes después murió con una sonrisa en los labios.

También fueron heridos los soldados Félix Ibáñez, Daniel Quintana, Luciano Vega, Rogelio Mazacotte, Ignacio Silva, Fausto Landriel y Félix Bernuj. Uno de los atacantes intentó arrojar una granada pero fue abatido por el soldado Juan Carlos Torales. Esto permitió a los conscriptos escapar del dormitorio que se había convertido en una trampa. Varios lograron salir y se tiraron cuerpo a tierra para abrir fuego contra los atacantes que habían copado la Guardia. Estos respondieron y asesinaron a los soldados Alberto Villalva y Marcelino Coronel mientras corrían hacia los árboles para refugiarse.

En la Compañía “A” (imagen) el subteniente Ricardo Massaferro (imagen) y el soldado Edmundo Sosa escucharon los disparos, sin dar tiempo a nada dos extremistas ingresaron y los asesinaron con disparos de escopeta en la cabeza.

En el Casino se Suboficiales fue muerto el soldado Ismael Sánchez que en el momento del ataque estaba desarmado. En las cercanías de la Compañía de Servicios fue asesinato, también desarmado, el conscripto Tomás Sánchez.

Mientras se combatía en diversos sectores, los terroristas del pelotón 7 avanzaron en un vehículo hacia la Compañía Comando. El soldado Hermindo Luna se encontraba de imaginaria armado con un FAL mientras sus compañeros descansaban. Al comenzar a escucharse los primeros disparos, un grupo de atacantes ingresó a la compañía, encontrándose de frente con el soldado Luna que se replegó hacia el sector de los baños.

De acuerdo a los testimonios de los conscriptos y los montoneros, el siguiente diálogo:

– Atacantes: “Rendite, negro que con vos no es la cosa”.

– H. Luna: “¡Acá, no se rinde nadie ¡mierda!”[ii]

Tras la valiente respuesta el bravo Hermindo Luna recibió varios impactos de FAL, agonizando durante varios minutos hasta que, pasado el ataque, murió mientras era auxiliado por sus compañeros. En el informe titulado “Operación Primicia” escrito por Montoneros describieron la acción en la que murió H. Luna:

 “El cuartelero del retén, que estaba en la puerta de la compañía observa la maniobra y advertido de la situación (disparos sostenidos en la Guardia y hombres armados y vestidos de azul) monta su arma y se parapeta dentro de la compañía, desobedeciendo las órdenes de rendición, que es contestada adentro con disparos de FAL; se ataca con fuego de metralletas y granadas consiguiendo desalojar de la cuadra y obliga a los soldados a retirarse a los baños (…)”.[iii]

La respuesta del soldado dio tiempo a sus compañeros a replegarse. De no haber cumplido con su misión, con seguridad hubieran sido masacrados como ocurrió en la Guardia.

Un grupo de soldados estaba en la zona de las duchas y fue atacado desde una de las ventanas matando al soldado Heriberto Dávalos

Al sonar los primeros disparos, oficiales y suboficiales que vivían en el Barrio Militar, lindero con el Regimiento 29, ingresaron al cuartel y se sumaron a los defensores formando un núcleo de resistencia en el extremo sur-oeste de la Plaza de Armas desde la que hostigaron a los atacantes, obligándolos a replegarse al combinar sus disparos por los de la ametralladora MAG del extremo sur-este dirigida hábilmente por el cabo Tissera, el mejor tirador de la unidad.

Providencialmente, dado el calor reinante, el subteniente Cáceres había ordenado cambiarla de posición por lo que sorprendió a los atacantes. Al fuego de la MAG se sumó el de los soldados que habían escapado de la Guardia y desde la Plaza de Armas disparaban contra la misma.

Los integrantes de los atacantes de los pelotones 3 y 4 intentaron agruparse en un espacio predeterminado cerca de la Compañía “A” pero 6 de ellos fueron abatidos:

En su parte de informaciones de Montoneros, los atacantes escribieron:

 “(…) Los soldados (y presumiblemente los oficiales) que escapan de la guardia reforzados por los centinelas del barrio de Oficiales y Suboficiales y sus habitantes, establecen una poderosa base de fuego en la esquina sur-oeste del cuartel. En esas circunstancias, antes de que el conjunto de compañeros se reorganice alrededor del punto fijado las Compañías “A” y de Servicio, los compañeros de los pelotones III y IV empiezan a cruzar, seis caen abatidos casi en el mismo lugar, a mitad de camino.

Los elementos que determinan estas caídas son: la existencia de la base de fuego enemiga a escasos 50 o 60 m. de la guardia y la no utilización de cubiertas por el fuego de los propios compañeros que estaban en la guardia hostigándolos para dispersarlos la posición y dificultarles el ataque, y no haber esperado que desde las compañías se estableciera una base de fuego para apoyarlos.

La situación hacia el frente del cuartel es entonces la existencia de alrededor de 40 efectivos fuertemente armados, y la imposibilidad de parte nuestra de establecer una defensa inmediata y efectiva hacia ese sector (…)”.[iv]

Ante el fuego, cada vez más intenso, los atacantes se retiraron usando 2 vehículos de los 7 con los que habían ingresado, los otros 5 habían quedado inutilizados. Los montoneros que controlaban la ruta provincial Nro. 11 cubrieron su retirada. Los sobrevivientes abordaron un Boeing 737 y un Cessna secuestrados que alrededor de las 17.25 levantaron vuelo del aeropuerto, simulando dirigirse hacia Puerto Iguazú. Sin embargo a los pocos minutos cambiaron de rumbo. A las 18.30 el Boeing 737 aterrizó en un campo ubicado a 8km, de la localidad de Susana en la provincia de Santa Fe. La aeronave pudo llegar a tierra a duras penas gracias a la pericia de los pilotos quedando el tren de aterrizaje clavado en la improvisada pista.

Montoneros dejó 16 muertos en el campo de combate.

Las fuerzas argentinas sufrieron 13 muertos: el subteniente Ricardo Massaferro; el sargento primero Víctor Sanabria; los soldados clase 54 Antonio Arrieta, José M. Coronel, Heriberto Dávalos, Hermindo Luna, Dante Salvatierra, Ismael Sánchez, Tomás Sánchez, Edmundo Sosa, Marcelino Torales y Alberto Villalba y el agente de la Policía de Formosa cabo Argentino Alegre.

Otros 19 efectivos resultaron heridos.

La presencia escasa de oficiales y suboficiales dado que era domingo, no impidió a los valientes soldados defender la unidad atacada, a sus compañeros y sus vidas, con un coraje que impresionó a los atacantes y que fue clave para impedir la sustracción de una mayor cantidad de armamentos. Una vez más la Infantería Argentina ofrendó su sangre en cumplimiento del sagrado juramento de defender la Bandera hasta perder la vida.

Gloria eterna a los héroes de Formosa ¡!

BIBLIOGRAFÍA

DÍAZ ARAUJO, Enrique: La guerrilla en sus libros, Mendoza, El Testigo Ediciones, 2009.

GONZÁLEZ BREARD, Eusebio: La guerrilla en Tucumán. Una historia no escrita, Buenos Aires, Círculo Militar, 1999.

ORGANIZACIÓN MONTONEROS: Parte de guerra del 6 de octubre de 1975. En. Revista Evita Montonera, Nro. 8, octubre de 1975.

REATO, Ceferino. Operación Primicia. El ataque de Montoneros que provocó el golpe de 1976, Buenos Aires, Sudamericana, 2010.

ROJAS FILÁRTIGA, Sandro. Memorias de un combate. Formosa – 5 de Octubre 1975, Buenos Aires, Ediciones Del Húsar, 2019.


[i] ST (Res), profesor y licenciado en Historia. Extracto de la nota publicada en la revista Defensa y Seguridad Mercosur.

[ii] Esta es la versión más difundida, al parecer las palabras exactas fueron: “No me rindo un carajo”.

[iii] ORGANIZACIÓN MONTONEROS: Operación Primicia. En: El terrorismo en la Argentina, p. 198.

[iv] ORGANIZACIÓN MONTONEROS: Operación Primicia. En: El terrorismo en la Argentina, p. 199